El PSUC debate hoy la inclusión del término "eurocomunismo"

Hoy se reúne el Comité Central del PSUC, con el fin de aprobar o rechazar un documento elaborado por el Comité Ejecutivo de dicho partido aceptando el término «eurocomunismo». Tal aceptación resultaba imprescindible para poder llevarse a término una participación del PSUC en el X Congreso del PCE, convocado para el mes de julio.Santiago Carrillo había indicado asimismo que después de dicho congreso podía darse la posibilidad de que el PCE creara su propia organización en Cataluña.

El actual Comité Ejecutivo del PSUC dimitirá en el caso de que el comité central no apruebe esta semana la aceptación del término «eurocomunismo», rechazado en el último congreso del PSUC.

La corriente socialdemócrata o bandera blanca no se conforma únicamente con la admisión del término, sino que desea un congreso extraordinario con el fin de modificar los actuales planteamientos del PSUC, situados claramente a la izquierda de los propios del PCE.

Por su parte, la tendencia prosoviética o afgana sostiene que el PSUC, debe continuar sin aceptar el término eurocomunismo y aplicar los criterios aprobados en el último congreso del partido. Las organizaciones del PSUC en el Vallés occidental y bajo Llobregat -controladas por los prosoviéticos- aprobaron resoluciones en este sentido. La del Vallés occidental (comarca cuya capital es Sabadell) aprobó una resolución solicitando la expulsión del partido de Jorge Borja, uno de los dirigentes del sector bandera blanca. Dicha organización también solicitó sanciones de suspensión de militancia para Gutiérrez Díaz y López Raimundo, antiguos secretario general y presidente del partido.

Gutiérrez Díaz ha adoptado posturas que coinciden con la tendencia bandera blanca. Ello es tanto más significativo por cuanto que en los últimos meses en que fue secretario general del partido se apoyó manifiestamente en la tendencia leninista. Por ello, es difícil que Santiago Carrillo vea en Gutiérrez Díaz una persona en quien apoyarse para una reconducción de la política del PSUC.

El Comité Ejecutivo, dominado por la tendencia leninista, da muestras de una enorme debilidad. Cojido entre dos fuegos ha resultado incapaz e generar una política propia y de poner fin a los enfrentamientos entre las posturas extremas en que se debate el partido. En tan sólo pocos meses de labor, puede ya hablarse de un fracaso de la actual dirección del PSUC, en cuanto a superación de las dificultades públicamente expuestas en el último congreso. La sustitución de la actual dirección no parece fácil. Lo que en cambio resulta evidente es una pérdida de la imagen pública del PSUC, que incluso puede adoptar caracteres de descalabro según y como se desarrollen los próximos congresos de Comisiones Obreras, a celebrar en Barcelona, y del PCE.