Comienza la temporada española de circuitos

En el circuito catalán de Calafat, próximo a AmetIla de Mar, en Tarragona, se inaugura hoy la temporada, española en cuanto a carreras en circuitos cerrados se refiere. En Calafat abren la temporada las fórmulas de promoción, como son la fórmula nacional y las dos copas R-5. Un montón de jóvenes pilotos, casi todos de nombres desconocidos incluso para los aficionados, tratarán, a partir de hoy, de darse a conocer.La fórmula nacional, que nació de la mano de Seat hace muchos años, pasó luego por épocas de incertidumbre, con claros altibajos en cuanto a organización y participación. Esta temporada, de la mano ya de la Federación -nadie ha querido patrocinar el campeonato, y la Federación Española no ha dejado que la única actividad de monoplazas se perdiese definitivamente-, vuelve con bríos renovados. Lo malo es que sigue siendo cara, los premios no son demasiado buenos, entre el material en competencia hay muchas y profundas diferencias y, lo que es aún peor, el campeonato consta de un calendario muy reducido, sólo ocho pruebas.

Con un material, en general, muy vetusto, que contrasta con otro modernísimo y muy eficaz, pero que sólo puede estar al alcan ce de los más ricos, por su excesivo precio de adquisición y mantenimiento, y con un calendario tan exiguo, es difícil que este campeonato cumpla su auténtica misión, que es la de descubrir y formar nuevos pilotos. Esta misión queda aún más oscurecida, y sus objetivos más distantes, por el empeño de algunos de sus participantes en dedicarse a esta actividad no como si de un primer escalón se tratase, si no como una profesión deportiva al más alto nivel.

Finalmente, las copas R-5, que han atravesado últimamente serios problemas por los espacios publicitarios impuestos en los coches, seguirán siendo el semillero básico de pilotos de este país. Lástima que su ejemplo no cunda.