Mujeres y publicidad

Si cada país, dicen, tiene la información que se merece y la publicidad es el arte de nuestro tiempo, tendremos que más de la mitad de la población, o sea, las mujeres, somos lelas y nada creativas.Ahora que proliferan en TVE los anuncios persuasorios para que compremos los juguetes de Reyes, para las niñas nos muestran desde las muñecas que hacen toda clase de funciones fisiológicas hasta las que eructan, devuelven y demás. Pero he aquí que en uno de estos spots una niña se pregunta: ¿Y cómo se diferencia el delito de la lelita? La respuesta lógica y segura es: «Por el lacito.» Así irán por la vida de bien informadas.

Claro que para ellos en edad adulta se fabrican muñecas bien diferenciadas e hinchables.

Y lo del detergente, ¿a quién se lo contamos? Así de interesante debería ser la conversación entre mujeres: contar a la vecina Loli cómo se lava y tan felices.

Si lo que han querido conseguir con este anuncio es un poder de sugestión en la consumidora, personalmente se ha operado todo lo contrario. Cuando lo encuentro en el mercado, aunque haya sólo esa clase no lo compro y, es más, mis vecinas, «me lo han contado», hacen lo mismo.

No digamos nada de la insulsa publicidad que para vendernos una droga alcohólica nos enseña un desnudo no artístico, sino pornográfico.

Esta publicidad así es un insulto a la inteligencia del público, que además es pagada por el consumidor. Si está pagada, merece que sea de otra forma; amena, interesante y hasta con un cierto arte. Pero nunca un engaño, estúpido y fraudulento, que aunque dirigida a mujeres, la mayoría pensamos y estudiamos.

Si los medios de comunicación dependen de los ingresos de esta publicidad, mejor será que apaguemos el tele-engaño y en cuanto a la prensa (dicen se lee poco) creo que salvo raras excepciones no merece mucho la pena.

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