Trabajo e igualdad

«(...) El hecho de que sea el trabajo la más importante fuente de renta supone un claro avance social hacia la justicia. En nuestra civilización todos trabajamos o intentamos trabajar, mientras el rentista constituye ya una excepción que raya en el pintoresquismo. Todavía queda, sin embargo, un largo camino que recorrer, pues no podemos contentarnos con la "civilización del trabajo", sino que hay que llegar a la "civilización de la igualdad".Incluso si consideramos exclusivamente las rentas que proceden del trabajo, podremos observar que permanecen aún diferencias salariales de tal magnitud que no pueden resistir el mínimo análisis de orden ético. Los salarios pueden y deben jerarquizarse, pero de un modo menos acentuado que el que pervive. Sólo una profunda reforma del sistema de retribución del trabajo, armonizando los salarios con las exigencias de la justicia, podrá permitir un verdadero avance de la sociedad.

La actual estratificación de la sociedad, determinada fundamentalmente por las diferencias de renta, resulta inaceptable por asentarse en unas injusticias, impuestas coactivamente en todos los países, que sólo pueden explicarse como legados de una tradición ancestral, asentada sobre unos mitos que todavía tienen adherencias sobre la mayoría de los dirigentes de toda comunidad.»

22 junio