Los partidos italianos siguen sin ponerse de acuerdo sobre la crisis

Expertos económicos de los seis partidos constitucionales -democristiano, socialista, comunista, socialdemócrata, liberal y republicano- se vuelven a reunir hoy, después de que los dirigentes de las seis formaciones no llegasen ayer a conclusiones concretas para una solución a la crisis, desencadenada hace un mes.

Las declaraciones de los líderes, después de la reunión de ayer, revelan incertidumbre y una coincidencia de preocupaciones sobre la gravedad de la crisis y la urgencia de darle una solución. El republicano Ugo La Malfa dijo: «Camina, camina a pequeños pasos.» El socialista Bettino Craxi: «No se ve todavía tierra.» El socialdemócrata Pierluigi Romita: «Un paso hacia adelante.» El liberal Valerio Zanone: «Todavía estamos en alta mar.»El líder comunista, Enrico Berlinguer, declaró, después de prometer ser más preciso posteriormente, que «la crisis está todavía en una fase incierta, pero esta incertidumbre está en la Democracia Cristiana». Y por la DC, Benigno Zaccagnini concluyó: «Un juicio, en resumidas cuentas, positivo.»

Comunistas, socialistas, republicanos y socialdemócratas siguen poniendo como condición que exista una estrecha relación entre el programa económico y el Gobierno que lo ejecute. La DC sigue proponiendo hacer previamente el programa y hablar luego de la mayoría parlamentaria que lo tenga que sostener.

Por otra parte, los republicanos hicieron un llamamiento a los liberales -los más reticentes a una participación comunista- para que contribuyesen a la solución de la crisis. Los liberales respondieron que colaborarán en la elaboración del programa, pero reservándose un juicio sobre sus consecuencias políticas y parlamentarias. El presidente de la DC, Aldo Moro, coincidió con los republicanos en la necesidad de concertar primero el compromiso sobre el programa económico. Para entonces, la reunión se encontraba al borde de la ruptura, después de que los partidos de izquierda considerasen difuso el programa de Andreotti.

El problema, en conclusión, sigue siendo cómo hacer colaborar a liberales y democristianos con los comunistas. Ni éstos quieren dejarse instrumentar por aquéllos, ni los primeros quieren empañar la identidad histórica de sus partidos y ser infieles al mandato de sus electorados, netamente anticomunistas.