Asociaciones y santoral
En la página 15 de ese diario de su digna dirección, correspondiente al 17 de septiembre, he leído con estupor la propuesta del subdirector general de Asociaciones, a la comisión representante de casi 100 asociaciones de vecinos, para que éstas adoptasen un patronímico, con el fin de que la asociación quede identificada de una manera clara. Pero es que en la última página del periódico de dicho día se escribe: «Veinticinco asociaciones de vecinos serán legalizadas en breve si acceden a poner nombres de santos.»Estimo que no habrá sido un mal gusto -inventar la tal noticia, y que, por tanto, a alguna mente de nuestra Administración Pública, con vocación, tridentina se le habrá ocurrido la idea de emparejar a las asociaciones de vecinos de nuestra sufrida capital con las locomotoras del tren Talgo que llevan nombres, de vírgenes con las yemas de San Leandro y de Santa Tecla, con los piadosos aviones de Iberia bautizados cristianamente, y con los chorizos y polvorones que llevan sus correspondientes nombres de santos.
Díganme si esa idea de poner a las asociaciones nombres de santos para poder ser legalizadas, es cierta. Porque, si así fuere, inmediatamente aconsejaré al señor Carrillo que mude el nombre de su partido, y lo llame Partido Comunista del Niño Jesús, y al señor Camacho, que trueque el nombre de las Comisiones Obreras para llamarlas Comisiones de San Faustino y Santa Jovita, mártires, y el PT podría llamarse Partido del Trabajo de Santa Brígida, viuda. Pues si la inmunda carne de cerdo, en forma de salchichones y otras golosinas, llevan nombres de santos, lo mismo que maquinas, vapores y aviones., no veo el obstáculo para que asociaciones humanas tengan el mismo derecho, si con éste se les reconoce la legalización, igual que a las asociaciones de vecinos.
Les ruego reconsideren mi idea, ya que puede ser una solución para el futuro político de España.
Madrid.
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