La condición canina

Las nuevas normas sanitarias generales para perros y gatos de convivencia humana, dictadas últimamente con arbitrario plumazo, son noticias que viene a ensombrecer un poco más todavía el triste panorama de los animales domésticos en España.Existen, por un lado, elementos positivos como pueda ser el hecho de que el bozal no sea ahora exigible, y sólo en razón de la peligrosidad del can (lo que supone potestad del dueño en su utilización), y a no ser que las circunstancias sanitarias generales lo aconsejen; algo que por lo demás estaba ya incluido en las normas anteriores vigentes.

Que pueda ser sancionado el abandono de perros y gatos, como riesgo para la salud pública, es algo, asimismo, sumamente interesante y positivo. Sin embargo, se ha soslayado mencionar el sufrimiento del animal, muy digno de tener en cuenta.

Pero lo más grave es la ausencia de una normativa que prevea un estricto control de los nacimientos de animales domésticos mediante su eficaz fiscalización en los criaderos y en la venta de cachorros. Existe una evidente necesidad de terminar con las actividades y la proliferación de esos criaderos clandestinos, que a escala particular y aun comercial, son la causa y base fundamental del problema y, sin embargo, es tema que no se menciona para nada en las referidas normas generales sanitarias promulgadas recientemente.

La estancia en restaurantes, bares, y cafeterías podría dejarse al libre criterio de sus propietarios, que ya tienen establecido su «derecho de admisión» y que podrían aplicar en los casos a su conveniencia y criterio, sin necesidad de esas dictatoriales y arbitrarias imposiciones.

Resulta curioso observar que España es el único país considerado como civilizado y occidental que tiene establecidas unas normas tan «sanitarias e higiénicas».