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¿Qué se siente al pilotar la moto del campeón del mundo? Menos disfrute del que cabría esperar

El italiano Nicolò Bulega se estrena en MotoGP con la máquina que ha encumbrado al lesionado Marc Márquez, un honor y un reto a partes iguales

MotoGP
Guille Álvarez

Cuando todavía era un rumor entre garajes y le preguntaron por ello, Nicolò Bulega ya avisó de que subirse a la moto de todo un campeón del mundo podía ser un arma de doble filo. “A cualquier piloto le gustaría subirse a la moto de Marc Márquez, pero el riesgo de hacer el ridículo es grande”, decía desde el paddock de Jerez durante la última cita del Mundial de Superbike. El italiano de 26 años, subcampeón de su categoría, pidió algo de tiempo y al menos un fogueo previo para no llegar a ciegas este fin de semana al GP de Portugal. En su estreno oficial este viernes rodó a un segundo del mejor tiempo de la jornada, firmado por la Ducati Gresini del subcampeón Álex Márquez. Sin duda, no hizo el ridículo, aunque solo le bastó para ser 17º en una categoría reina igualada y compactada como nunca.

“Poder pilotar esta moto y vestir estos colores es un honor, una oportunidad única. Algo que recordaré toda la vida”, contó Bulega a EL PAÍS después de completar con nota su primer día como piloto de MotoGP a lomos de la máquina más codiciada de la parrilla. Él se dio un aprobado, aunque sus oponentes le pusieron un notable. “Me ha impresionado. Llegar a Portimao, uno de los circuitos más difíciles, con neumáticos distintos y 30 vueltas de experiencia previa y quedarse a un segundo del mejor tiempo es un magnífico para ser un primer día”, le piropeó el tricampeón Pecco Bagnaia, su compañero de garaje y segundo clasificado este viernes.

En un corrillo con otros pilotos, Bulega sacudía la cabeza cuando le preguntaban qué tal había ido. Una mezcla de sensaciones a pesar de la dimensión del asunto. “Por ahora es muy difícil disfrutarlo como se merece, ya que para ello debería sentirme libre encima de la moto. Cuando piensas demasiado es un problema, y no puedes ser natural en tus movimientos”, reconocía después de mostrarse más técnico que sentimental en su parte con los medios.

“La moto me lleva a mí, y no al revés. Creo que no empezaré a divertirme hasta que consiga tenerlo todo bajo control, y son muchas cosas a las que acostumbrarse. Pilotar la MotoGP me exige hacer lo contrario a lo que suelo hacer encima de una moto”, resumía. Las diferencias entre los prototipos de la categoría reina de la especialidad y las máquinas de calle modificadas que se usan en el Mundial de Superbike son notables. Los frenos son más potentes, el chasis más rígido y los singulares avances de ingeniería obligan a los pilotos a pulsar infinidad de botones vuelta tras vuelta, un ejercicio mental de cuidado cuando se rozan los 350 kilómetros por hora sobre la pista: “Si juntas todos estos pequeños factores, la diferencia se hace enorme”.

Bulega, tal y como él deseaba, no llegó a su debut en MotoGP a ciegas. Ducati aceptó sus condiciones y aprovechó un test de neumáticos organizado por Michelin para familiarizar al piloto boloñés con la Desmosedici GP, la joya de la corona de la fábrica. El frío y la lluvia apenas le permitieron probarse 30 vueltas en el trazado andaluz, aunque sus tiempos fueron competitivos y ya le valieron los piropos de sus colegas. Este viernes, el italiano fue el más activo en pista y acumuló 45 giros en la montaña rusa que es el trazado luso. Su receta ahora será la de tener paciencia, y es que tendrá otra oportunidad en Valencia: “En MotoGP, las prisas nos son buenas”.

Viejo conocido del paddock de MotoGP, Bulega fue una de las grandes promesas de la academia de Valentino Rossi, de la que formó parte hasta 2019. El boloñés acumuló 99 carreras entre Moto3 y Moto2 entre 2015 y 2021, pero solo pudo cosechar dos podios. Como muchos otros talentos que no terminan de cuajar, saltó entonces al Mundial de Superbike, donde fue campeón en Supersport en 2023 y encadena dos subcampeonatos en la principal categoría de la especialidad.

El italiano, de hecho, asegura que el Mundial de Superbike puede ser mejor escuela para MotoGP que Moto2, que forma parte de la escalera tradicional: “Hay más electrónica, las motos son más potentes y aprendes a pilotar una moto que tiene un peso y velocidad similar”. La Panigale V4 de los italianos que usa Bulega en las carreras es la misma, de hecho, que tienen tanto Márquez y Bagnaia para entrenarse fuera de la competición.

El año que viene, el tricampeón del Mundial de Superbike y gran rival del italiano, el turco Toprak Razgatlioglu, se estrenará en la categoría reina con Yamaha. Bulega, mientras tanto, deberá conformarse con permanecer en el segundo escalón del motociclismo mundial. Un primer título le acercaría a un asiento en MotoGP de cara a 2027, cuando el cambio normativo y de proveedor de neumáticos le puede favorecer. Acostumbrado a los Pirelli que calzan las Superbike, Ducati le ha renovado también como probador oficial el curso que viene para aprovechar su conocimiento de las gomas del futuro en MotoGP.

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Sobre la firma

Guille Álvarez
Graduado en Ciencias Políticas por la UPF y máster en Periodismo Deportivo y Comunicación por la Blanquerna-URL, ha pasado por las redacciones de La Vanguardia, la revista VICE y Mundo Deportivo. Colabora con la sección de deportes de EL PAÍS desde 2022, donde ha cubierto el Mundial de MotoGP y varias ediciones del Rally Dakar.
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