Vallecas y el Rayo evaporan al Real Madrid
El Rayo desactiva con un gran despliegue al equipo de Xabi, alicaído después de la derrota contra el Liverpool en Anfield y con Mbappé desconectado


Después del doloroso tropezón en Anfield, el Real Madrid también se trastabilló en Vallecas. No consigue descifrar el enigma que encuentra en sus visitas al barrio del sur de la capital, ni en las tres temporadas anteriores con Carlo Ancelotti, ni en esta de la reforma con Xabi Alonso: una derrota y tres empates, el último esta vez, en un momento de curva hacia abajo de la progresión del proyecto del tolosarra. El Madrid llegaba de Inglaterra magullado en sus convicciones, de nuevo rezagado respecto a los grandes, y no pudo levantar el vuelo ante el energético Rayo Vallecano de Iñigo Pérez, que se presentaba todavía volando después de remontar el jueves un 0-2 en su compromiso de Conference contra el Lech Poznan. Tuvieron menos descanso pero lucían menos cansados.
El subidón emocional pudo hasta con el encontronazo entre el entrenador y Balliu después de un cambio, una digestión muy distinta de la que procesó el enfado de Vinicius con Xabi cuando se quitaron el peso de derrotar al Barça. El Rayo mantiene su apuesta de vértigo y presión a altas revoluciones, mientras en el Madrid parece que se van diluyendo las convicciones y hasta se evapora Kylian Mbappé, tan constante hasta hace nada en su cita con el gol, pero que solo probó un tiro en Vallecas, y ni siquiera fue a puerta.
Vallecas evaporó a un Madrid que en Anfield perdió convicción y a Tchouameni, una de sus certezas. Xabi colocó como pivote a Camavinga, acompañado de Güler. El turco se situó aún más retrasado que las últimas veces que ha coincidido con Bellingham, un apoyo para Camavinga en la salida, pero más lejos de la zona caliente desde la que ha lanzado con tanto éxito a Mbappé. El francés sostenía al Madrid, atento y seguro en el corte, y el turco trataba de aportar orden a su alrededor. Pero no sucedía demasiado por el centro.
La acción se concentraba en el pasillo en el que se cruzaban Vinicius y Ratiu. El brasileño era el primer agitador del ataque del Real, perseguido por el lateral, y el rumano era la principal amenaza del Rayo hacia el otro lado. Carreras, que salió bien de sus noches de baile con Lamine Yamal y Salah, sentía la amenaza del veloz Ratiu a su espalda. Sobre todo al comienzo, acudía en su ayuda Vinicius, pero la potencia del rumano es apabullante y en una de sus carreras se plantó en el área a solas con Courtois. Reventó la pelota, el belga aguantó y desactivó el susto.
La estructura levantada por Iñigo Pérez permitía al Rayo tener controlado a un Madrid en el que Mbappé era apenas un rumor, una sombra con la que no lograba conectar su equipo. Apenas apareció en una coreografía de mucha precisión en la que combinaron Vinicius, Güler, Bellingham y el francés en el borde del área, un derroche interminable de paredes en un espacio minúsculo que terminó en un tiro del brasileño a un metro de Batalla. El portero argentino despejó con una estirada de puro instinto, casi una adivinación a la que se lanzó antes de que se produjera el disparo.
El Rayo permitía poco más y al Madrid le fue llegando la fatiga en la presión, cada vez más desajustado, cada vez más cómodo el pelotón de la Franja. Ya no solo asomaba por la banda de Ratiu. Aparecía Isi, tocaba con Pep Chavarría, con el Pacha, con Álvaro García. Marcaban el paso del encuentro mientras Mbappé se aburría de su irrelevancia en la punta y aparecía poco a poco más atrás, más por el carril por el que amenazaba Vinicius, más lejos del área. Le servía para reencontrarse un poco con el balón, para tirar unas bicicletas en zonas intrascendentes, para reconectarse al circuito general. Pero no inquietaba a un Rayo que no levanta el pie: ni coge aire ni deja cogerlo.
El vértigo circulaba hacia la otra portería. El equipo de Vallecas cerraba todas las grietas. Fue desapareciendo Vinicius, y Brahim apenas dejó dos destellos. Cegaban al Madrid y abrían el duelo por el centro, donde a Camavinga y Güler se escapaba el control. El Rayo transitaba hacia Courtois con la insistencia del oleaje, sin que el Real encontrara el modo de desconectarle los cables.
Xabi terminó por intervenir metiendo a Ceballos para ver si podía echarle el lazo al balón y así podían volver a plantar los pies en el suelo. Sacó a Camavinga del medio y lo envió brevemente a la derecha, desde donde mandó al banquillo a Brahim, más transparente con el paso de los minutos. El francés no duró demasiado. Enseguida apareció por la zona Rodrygo, que ahora ya no entra siempre por Vinicius, y suponía una opción más natural por esa zona desde la teoría, pese a lo vaporoso de su aportación estos meses. No fue la última reforma por la derecha. Salió tocado Valverde y volvió a tener unos minutos Trent después de su regreso en Anfield. No arreglaron nada.
En el otro banquillo, Iñigo Pérez no se conformaba con resistir al líder y metió a Alemão, un nueve puro que probó el penúltimo tiro del encuentro, a las manos de Courtois. Vallecas volvió evaporar al Madrid que se marcha más cavilante al parón de selecciones.
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
|
10
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15 | 12 | 4 | 3 | 5 |
|
11
|
15 | 12 | 3 | 6 | 3 |
|
12
|
15 | 12 | 4 | 3 | 5 |
|
13
|
14 | 12 | 2 | 8 | 2 |
|
14
|
13 | 12 | 3 | 4 | 5 |
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
|
1
|
31 | 12 | 10 | 1 | 1 |
|
2
|
26 | 12 | 8 | 2 | 2 |
|
3
|
26 | 12 | 8 | 2 | 2 |
|
4
|
25 | 12 | 7 | 4 | 1 |
|
5
|
20 | 12 | 5 | 5 | 2 |
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