Portugal encumbra a Roberto Martínez y hace eterno a Cristiano

Primero llegaron los bancos y las compañías del sector petrolero, también las constructoras. Ahora ya están las tecnológicas, las energéticas o el sector logístico y distribución. Cerca de 3.000 empresas de capital español operan en Portugal, donde hace unos años la edición lusa de la revista Focus lanzó una especie de alerta. “Españoles, se lo comen todo”, tituló en portada. “Lo que no consiguieron por la vía militar lo logran ahora por la económica. Nos vamos de compras a El Corte Inglés, nos vestimos en Zara, compramos las gafas en Multiópticas, reservamos las vacaciones en Halcón… y tenemos los ahorros en sus bancos”, explicaban en el interior. El fútbol era otra cosa. Hasta que llegó Roberto Martínez Montoliu (Balaguer, Lleida, 1973), el tercer extranjero en dirigir la selección tras Otto Gloria y Luiz Felipe Scolari, un español que lleva más de media vida en el exterior, uno de aquellos three amigos que de manera inopinada se alistaron con el Wigan para jugar en la tercera división inglesa en 1995.

Que tres chavales del filial del Zaragoza llegasen hace treinta años al fútbol inglés fue algo así como un viaje a la Luna. Así que nadie le hable de retos imposibles a Martínez, que se forjó una trayectoria en las Islas, primero como futbolista y luego, sobre todo, en los banquillos. “Nunca fue relevante el lugar de nacimiento”, zanjó Fernando Gomes, el presidente que le fichó en enero de 2023 con un contrato hasta junio de 2028. Hoy está a las órdenes de Pedro Proença, aquel árbitro que pitó la final de la Eurocopa de hace trece años entre España e Italia y que hoy manda en el fútbol luso. Hace cuatro días no garantizaba la continuidad del entrenador, pero tras alzar el trofeo de la Nations League aseguró que Martínez seguirá al menos hasta el Mundial. “No firmamos ese contrato, pero estamos satisfechos con el trabajo de Roberto”.

Martínez llegó al cargo tras la eliminación en Qatar, una experiencia mundialista que acabó en la eliminación en cuartos de final ante Marruecos y Cristiano Ronaldo en el banquillo. “Llevo muchos años como entrenador (entre 2007 y 2016 adiestró a Swansea, Wigan y Everton, con siete campañas en la Premier), más de cien partidos como seleccionador (antes estuvo siete años en Bélgica) y sé que lo más importante es el vestuario y aquello en lo que creemos”, confió este domingo en Múnich cuando tras dejar atrás a Alemania y España le preguntaron por las claves del triunfo. “Fuera hay ruido, pero eso es parte del fútbol. La crítica muchas veces se marca a través de una agenda”, explicó.

Los dos años y medio de Martínez en Portugal son los propios de un pacificador. “No es portugués, pero habla portugués”, le define Cristiano. El entrenador tuvo claro que debía estar cerca del astro, así que pocos días después de firmar su contrato se reunió con él en Arabia. Y le convirtió en un pretoriano. O quizás Martínez lo sea respecto a CR. “Al conocer a Cristiano me encontré a un jugador que estaba predispuesto a seguir dándolo todo con la selección. Vi que era una persona comprometida y que está al servicio del equipo y me sorprendió su humildad”, dice. El caso es que hicieron un equipo y, en torno a ellos, trazaron un blindaje que ha salvaguardado al vestuario de las críticas.

Porque esta Portugal ganadora se alza tras feroces reproches a pesar de que los resultados respaldan el trabajo realizado. La clasificación a la Eurocopa se logró tras un pleno de diez victorias en diez partidos, la eliminación llegó ante Francia en cuartos y por penaltis. Y el tránsito hasta ganar la Nations League solo conoció dos tropiezos, un empate en Escocia y una derrota por la mínima en la ida de los cuartos en Dinamarca, que fue enmendada en la vuelta tras una prórroga.

Martínez es el seleccionador portugués con mayor porcentaje de victorias de la historia, el único por encima del 70%, y tiene el mejor ratio de goles por partido, detalle al que también ayuda haberse cruzado en grupos de clasificación con Liechtenstein o Luxemburgo. Afortunado o inteligente, quizás ambas cosas a la vez, nadie discute al menos hoy a Roberto Martínez en Portugal. “Lo que le hicieron no es justo. Es el entrenador ideal para esta selección. Debemos respetarle”, le describió Cristiano Ronaldo tras darle un abrazo sobre el césped de Múnich. Al final, la línea del éxito es tan fina como que los penaltis que pusieron todo en duda tras caer ante Francia en la Eurocopa son los que refuerzan ahora el plan de ir a por el Mundial después de superar a España.