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José María Olazabal: “Muchas veces la Ryder se gana con el corazón más que con el juego”

El golfista vasco, vicecapitán europeo, habla sobre el gran duelo de la próxima semana ante Estados Unidos y sobre el legado de Seve

Juan Morenilla

La historia del golf hablará siempre de José María Olazabal (Hondarribia, Gipuzkoa; 59 años) no solo como el campeón de dos Masters de Augusta, sino también como uno de los hombres más emocionales de su deporte y como un caballero por su respeto de los valores dentro y fuera del campo. Esa mezcla de sabiduría y pasión la disfruta estos días el equipo europeo de la Ryder Cup. Olazabal es vicecapitán del conjunto que defenderá la próxima semana en Nueva York el trofeo conquistado hace dos años en Roma frente a Estados Unidos. El vasco disputó siete ediciones de la Ryder (cuatro triunfos y 20,5 puntos), formó con Seve Ballesteros la pareja más laureada (12 puntos) y le dedicó al maestro la milagrosa victoria europea en Medinah 2012 como capitán. Pocas voces son más autorizadas para hablar de esta gigantesca cita.

Pregunta. ¿Qué sentimientos despierta en usted la Ryder Cup?

Respuesta. Es muy especial. Espectacular. Tengo unos recuerdos únicos, buenos y malos. No todo han sido alegrías. Ha habido momentos duros en esta competición. Y siempre llevaré conmigo lo que viví al lado de Seve.

P. ¿Es algo parecido a lo que siente en el Masters?

R. No, es diferente. Siempre digo que cuando entro en Augusta me siento en paz conmigo mismo. Pero la Ryder es otra cosa, un volcán de pasiones. No se puede comparar el Masters, por muy grande que sea, con el ambiente que se vive en una Ryder. Este torneo es especial. Los europeos no jugamos por dinero, no es el caso de Estados Unidos. Nosotros jugamos por representar a nuestro país, a nuestro continente y por otros valores que ellos no tienen. Desde hace muchos años en la Ryder podemos demostrar que sabemos competir contra los americanos y que nos merecemos estar en la misma mesa que los mejores.

P. ¿Le parece mal cobrar por jugar la Ryder como hacen ahora los estadounidenses?

R. Cada uno es libre de hacer lo que piensa. Yo solo espero que esa manera de pensar y de sentir esta competición, en un mundo actual tan envuelto en el dinero, no cambie nunca en Europa.

P. ¿Seve sigue vivo en la Ryder?

R. Muy vivo, sigue presente en todos nosotros. Fue el artífice de la revolución del equipo europeo, el hombre que cambió la actitud y el espíritu de Europa, quien nos hizo creer. Ese legado se ha mantenido en las generaciones siguientes a la suya. La Ryder hoy es lo que es gracias a él. Hay vídeos motivacionales en torno a Seve en el vestuario europeo cada vez que se juega este torneo. Todos los jugadores, incluso gente que no le llegó a conocer, sabe lo que representa. Su presencia ya aportaba un extra. Desgraciadamente nos dejó hace 14 años y se nota. Es casi como si estuviera jugando.

Jose Maria Olazabal

P. ¿Cuál es la mejor manera de afrontar un ambiente tan adverso para Europa como el que se espera en Nueva York?

R. El ambiente va a ser complicado, eso ya lo sabemos todos. Los jugadores son conscientes de lo que nos vamos a encontrar y hemos estado trabajando internamente de manera muy buena en ese aspecto. Cada uno tendrá que afrontar esa situación de la mejor manera posible, pero jamás desde la confrontación. Espero que sepamos controlar las emociones.

P. ¿Cómo se gana la Ryder?

R. Primero hay que tener el juego, eso es indiscutible, un nivel extraordinario de golf para ganarle el punto a un rival que es también un fenómeno. Y no cabe duda de que muchas se gana más con el corazón que con el propio juego.

P. ¿Recuerda algún ambiente tan duro en Estados Unidos?

R. Siempre ha sido así. Quizás Kiawah en 1991 y Boston en 1999 fueron especialmente difíciles. No hay que pensar en eso sino estar preparados. Todos nuestros jugadores juegan durante la temporada en Estados Unidos.

P. En el equipo europeo repiten 11 de los 12 jugadores de la última edición. ¿Eso es un valor extra?

R. Sí. El único que cambia además es un gemelo por otro, Rasmus Hjogaard en lugar de Nicolai. Podríamos poner a uno en lugar del otro e igual ni se daban cuenta. Tener un equipo con ese grado de experiencia es positivo, pero al final hay que pinchar la bola en el tee del 1 y jugar bien. Ese momento es uno de los momentos de mayor tensión en todo el deporte mundial. Tiemblan las piernas y tiemblan las manos. A veces hasta es complicado poner la bola encima del tee. Es un momento de máxima tensión donde la adrenalina fluye, se acelera el corazón y te falta el aire. Todo eso se junta en el tee del 1 en una Ryder.

P. ¿Su primera vez?

R. En 1987, en Muirfield Village. Había unos 30 metros desde el putting green hasta el tee del 1. Seve y yo íbamos andando por un pasillo de cuerda muy estrecho por el que cabían justo dos personas en paralelo. La gente nos gritaba en la cara ¡USA! ¡USA! Para un novato como yo aquello era impresionante. Cuando llegamos al tee del 1 le dimos la mano a los contrincantes y Seve se me acercó: ‘José Mari, tú tranquilo, no hagas caso de lo que diga la gente. Tú céntrate en tu juego que yo ya me ocuparé del resto’. Y se ocupó. Seve intentaba responder en esos momentos con el juego. Nunca se giraba a provocar o a contestar a las provocaciones. Aunque era muy pasional, controlaba esas emociones para sacar lo mejor de sí mismo sin reaccionar. Mantenía la compostura muy bien.

P. En 2012 Europa remontó lo nunca visto, cuatro puntos el domingo. El milagro de Medinah...

R. Teníamos que ganar por la memoria de Seve. Creo que desde el cielo el domingo nos ayudó a que entraran algunos putts. Fue nuestra motivación. Recuerdo lo que les dije a los jugadores al ganar la copa: “Todos los hombres mueren, pero no todos los hombres viven. Gracias por hacerme sentir vivo de nuevo”.

P. ¿Europa es más un equipo que una selección?

R. El sentimiento de pertenencia a un equipo siempre ha sido muy grande en Europa. Debemos estar orgullosos de cómo ese espíritu se ha mantenido a lo largo de las ediciones. Es también algo cultural a diferencia de Estados Unidos. En el circuito europeo compartimos más cosas y se mantiene una cierta relación fuera del campo de golf. Siempre hemos procurado mantener ese vínculo y preocuparnos por el compañero.

P. ¿Jon Rahm tiene ese espíritu Ryder?

R. Sí. Tiene un potencial tremendo y siente que esto es un torneo especial. Tiene ese carácter combativo y está dispuesto a darlo todo por el equipo.

P. ¿Y Sergio García, que no está en esta edición?

R. Es el jugador con más puntos en la historia del torneo [28,5]. Su contribución es indiscutible. Ojalá tenga una buena despedida. No es fácil estando en el LIV conseguir los puntos necesarios e impresionar al capitán porque hay pocos eventos para demostrarlo. Veremos qué depara el futuro y espero que le volvamos a ver en la Ryder.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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