“Michael acababa de ayudar a un amigo cuando se cayó”

En una coyuntura tan delicada como la que estas últimas horas rodea a Michael Schumacher, interpretar debidamente a los médicos se convierte en un reto de altura. Por estar tan habituados a lidiar con enfermedades, accidentes y muertes, los códigos que uno emplearía normalmente para descifrar el significado real del mensaje, la mayoría de las veces no sirven.

Más que lo que dicen, lo que queremos saber es dilucidar en qué derivará la cosa, bien sea a corto, medio o largo plazo, según el caso. Es decir, saber qué ocurrirá. En ese sentido, los doctores del Hospital Universitario de Grenoble que han realizado la actualización del estado de salud del expiloto, han mostrado un optimismo relativo al describir la “leve mejoría” del paciente, por más que hayan insistido una y otra vez en que sigue en estado crítico.

De cualquier forma, hay otros síntomas que ofrecen una posibilidad de que Schumacher salga de esta, algo que este lunes parecía muy complicado. Según cuentan periodistas que están sobre el terreno, la clínica está en régimen de alta seguridad, y la planta en la que se encuentra ingresado tiene el acceso absolutamente prohibido.

El hecho de que Sabine Kehm, la portavoz que ha acompañado a Schumi durante toda su trayectoria profesional, ofreciera algún dato más acerca de cómo fue el accidente puede interpretarse también como un signo de una relativa normalidad dentro de la gravedad de la situación. “Michael quería a ayudar a uno de sus compañeros que estaban esquiando con él, que había caído. Rodeó una gran piedra, se descontroló y se precipitó encima de otra”, detalló la alemana. Kehm también desveló un hecho lamentable: al perecer, un periodista se disfrazó de sacerdote para tratar de colarse.