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Jugar, aprender y sanar con Vivaldi

La Fundación Atrio Cáceres aspira a mejorar la calidad de vida de las personas gracias a himnos de la música clásica como ‘Las cuatro estaciones’. A través de clases gratuitas divierten y educan a niños entre dos y siete años. Pero también imparten talleres terapéuticos para personas mayores y con discapacidad

Un profesor enseña a unos niños nociones de música, como parte del proyecto educacional de la Fundación Atrio Cáceres.

Algunos niños de Cáceres jamás olvidarán la primera vez que escucharon atentamente Las cuatro estaciones del compositor Antonio Vivaldi. La melodía suele marcar el inicio de las clases de la iniciativa Acordes, impartidas gratuitamente a pequeños entre dos y siete años para acercarles a la música clásica y a sus beneficios. “Aprenden autocontrol y a gestionar sus emociones”, resume Miguel Galán, gerente de la Fundación Atrio Cáceres, la impulsora de este proyecto musical.

El padre de uno de estos alumnos le contó a Galán que había visto cómo el arte había alterado algunas actitudes de su hijo. “Cuando pongo música clásica en casa, noto cómo se calma”, le confesó. “Además, ha despertado en él otra parte creativa: mientras escucha, le gusta coger un papel y ponerse a pintar”. Pero el objetivo, más allá de acercarse a la cultura o prepararse para ingresar en un conservatorio, es divertirse. A lo largo de esas dos horas, los niños (12 como máximo por cada clase) juegan mientras aprenden sobre los musicogramas y compositores o se sueltan un poco con el teclado. La sesión termina con un momento de relajación.

Los niños aprenden autocontrol y a gestionar sus emociones
Miguel Galán, gerente de la Fundación Atrio Cáceres

Esta formación ya ha llegado a 17 colegios, pero es solo un botón de las acciones que lleva a cabo la Fundación Atrio Cáceres. Además de estimular el desarrollo a través de esta expresión, emplean el arte como instrumento para mejorar bienestar emocional. Imparten sesiones que animan y activan a personas mayores, con discapacidad o en riesgo de exclusión social. “Queremos mejorar calidad de vida a través de la música, hacer de la música una herramienta transversal”, resume Galán. En estos tres años de existencia, ya han beneficiado con estos cursos a más de 1.800 personas.

Acordes es uno de los proyectos de la campaña Cultura con impacto, creada en 2023 por Reale Seguros con el objetivo de difundir las iniciativas que apoya su fundación corporativa, Reale Foundation. Bajo la premisa de que la cultura mueve, entretiene, emociona y sobre todo, impacta, Cultura con impacto se bifurca en tres ejes. El primero destaca cómo la cultura puede influir en la salud y el bienestar e impulsa iniciativas en hospitales y lugares con colectivos vulnerables; el segundo pone el acento en la forma en que consituye una herramienta para la inclusión y el desarrollo social, y el tercero persigue promover el crecimiento económico e impulso del empleo pleno y productivo.

Los talleres gratuitos de la Fundación Atrio Cáceres ya se han impartido en 17 colegios.

La música que resuena en Cáceres

El nombre de la Fundación Atrio Cáceres dice mucho de su procedencia: se constituyó gracias a José Polo y Toño Pérez, los fundadores del restaurante homónimo con tres estrellas Michelin. La inspiración fue precisamente un niño, el ahijado de Polo y Pérez, dos melómanos confesos que se desplazan con frecuencia al Teatro Real y el Auditorio Nacional, en Madrid. Cuando le diagnosticaron un trastorno del espectro autista, la natación y la música se convirtieron en dos disciplinas maestras en las que apoyarse. Al comprobar su efecto, decidieron que ellos podían fomentar la cultura, una herramienta sanadora. En junio de 2022 vio la luz el proyecto.

La organización se fraguó con múltiples propósitos, como fomentar la rehabilitación del patrimonio histórico; la creación, promoción y apoyo a proyectos relacionados con la formación en el campo de la música, pintura, ciencia y gastronomía; el impulso, organización y colaboración cultural en cualquiera de sus manifestaciones, y la financiación y creación de iniciativas científicas relativas a la investigación y desarrollo sobre enfermedades actuales y futuras. En definitiva, se articuló para generar un impacto social positivo en Cáceres y sus alrededores.

Por ello, paralelamente, organizan eventos culturales, como el Atrium Musicae. “Lo dirige Antonio Moral, y comenzó en 2020 con un presupuesto de unos 100.000 euros y cinco conciertos”, apunta Galán. Este año presentó a artistas tan diversos como los alumnos del conservatorio Hermanos Berzosa de Cáceres, el organista Benjamin Alard o las cuerdas del reconocido (y elogiado por The New York Times) Cuarteto Quiroga. Entre finales de enero y principios de febrero actuaron en espacios tan emblemáticos como la Concatedral de Santa María, la Iglesia de Santiago o el Gran Teatro de Cáceres.

El Cuarteto Kandinsky actuó en el Gran Teatro de Cáceres durante el Festival Atrium Musicae 2024.

Cuando los ‘Acordes’ marcan el futuro

El proyecto Acordes arrancó en 2022 con dos personas y una clase piloto para colegios, y se ha engrandecido a lo largo de los años. En 2023 incluyeron a una coordinadora musical, y este curso ya son 15 los trabajadores que le dan forma. “Queremos duplicar el número de personal, vamos a contratar a 11 profesores y a movernos por tres localidades más en Cáceres”, describe Galán. Lo que en un momento comenzó como algo muy local se ha desplazado a otros cuatro municipios: Miajadas, Navalmoral de la Mata, Trujillo y Moraleja. Y, aunque su ámbito principal es Cáceres, esperan desarrollar sus acciones por el resto Extremadura.

En un vídeo compartido en las redes sociales de la fundación, Miguel Ángel Morales, presidente de la Diputación de Cáceres, asegura que el programa demuestra “el valor de invertir en la gente”.“La música mejora su estado físico, emocional y social. Y eso es construir futuro”, describe.

En la misma publicación, una de las profesoras cuenta que en el caso de las personas mayores y con discapacidad su experiencia es más anímica, y su evolución comienza en su forma de interactuar entre ellos. Los niños verán los resultados en unos conocimientos asentados, más a largo plazo, pero en los mayores la metamorfosis se percibe de un vistazo. “Al final de la sesión vemos un cambio en su cara… cuando salen de estas actividades musicales tienen otro talante”, secunda Galán.

La evolución de las personas mayores y con discapacidad en las clases de ‘Acordes’ se percibe en la forma en que interactúan entre ellos

Esos talleres musicales se imparten a modo de terapia y, como al ahijado de los empresarios, la música les sana. “Uno de los alumnos era persona mayor que, después de sufrir un ictus, no podía mover la mano derecha. Gracias a los instrumentos, al trabajo diario y a mucho esfuerzo y constancia, ha sido capaz de relajarla”, ilustra Galán. Un día consiguió, al fin, abrir sus dedos.

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