‘Tres kilómetros al fin del mundo’: un golpe seco contra la homofobia en Rumania
Tensa y desoladora, la tercera película de Emanuel Pârvu narra la violencia física y estructural contra un joven homosexual en un pueblo del delta del Danubio

La colorida belleza natural del delta del Danubio contrasta con la lóbrega sociedad que retrata Tres kilómetros al fin del mundo, película del rumano Emanuel Pârvu sobre el ataque homófobo a un joven en la Rumania profunda. Tensa y desoladora, muestra una realidad intolerante y claustrofóbica que contrasta con la amplitud de los paisajes que sirven de escenario a esta terrible historia.
Adi es un estudiante que va a pasar unos días de vacaciones con sus padres. Llega de la ciudad, y se pasea por las calles desérticas del pueblo con la marca del extraño. Una mañana, Adi aparece en su casa molido a palos y a partir de ese momento —marcado por una elipsis— se desata un drama en el que su familia y eso que llaman las fuerzas vivas del pueblo desempeñarán un papel lamentable.
Actor y director de teatro y de cine, Pârvu logra desde una distancia muy bien calculada un rotundo alegato contra la homofobia estructural de su país, en el que, se nos cuenta, la homosexualidad sigue siendo un estigma. Se trata de su tercera película después de The Not So Bright Side of Things (2017) y Mikado (2021), y es un drama austero pese a echar mano de algún eco de género, y eso incluye el de terror. Pârvu desmonta una realidad rural en la que lo atávico (desde los sonidos de los árboles a la arquitectura popular) ofrece un color luminoso que contrasta con el pozo de la corrupción (la policía, el cacique) y las creencias populares (la familia y el cura). En ese sentido, casi a mitad de película sucede algo escalofriante que muestra con toda su crudeza otro tipo de agresión homófoba: la de la religión.

La violencia de Tres kilómetros al fin del mundo se despliega de diferentes formas. Los golpes (la mayoría psicológicos) llegan de todos los estamentos de una sociedad anclada en el pasado. De esas capas, la más lograda y dolorosa es la familiar. Los padres de Adi son los personajes que mejor retrata el director, porque en su negación resultan tan perdidos como intolerantes y crueles.
A través de planos fijos y pausados, Pârvu va añadiendo láminas de inquietud al espectador, que jamás llega a ver del todo la cara del joven. La cámara solo se acerca a su rostro cuando ya está machacado por la paliza, y eso convierte al personaje en una especie de máscara cuya deformidad resalta su desamparo pero también su estigma. A ojos del pueblo es un monstruo, y esa percepción solo acentúa la opresión de un personaje que solo encontrará dignidad en el destierro.
Tres kilómetros al fin del mundo
Dirección: Emanuel Pârvu.
Intérpretes: Bogdan Dumitrache, Laura Vasiliu, Valeriu Andriutã, Adrian Titieni, Richard Bovnoczki.
Género: drama. Rumania, 2024.
Duración: 105 minutos.
Estreno: 12 de junio.
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