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CRÍTICA
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

John Lennon y Yoko Ono buscaban un refugio en Nueva York. Entonces la ciudad los convirtió en activistas

La película ‘One to One: John & Yoko’ reconstruye los primeros meses de la pareja en la Gran Manzana. Con grabaciones inéditas, contexto político y fragmentos de un gran concierto

John Lennon y Yoko Ono, en los Butterfly Studios de Nueva York en agosto de 1972.Foto: BOB GRUEN | Vídeo: Versión Digital
Ricardo de Querol

¿Se puede contar algo nuevo sobre John Lennon en 2025, cuando han pasado 45 años de su asesinato? Sí se puede, pero solo si se tiene acceso a una mina: el material que atesora, y dosifica con inteligencia, su viuda Yoko Ono. En vez de trazar la enésima biografía del músico de Liverpool, el documental One to One: John & Yoko, que se estrena este martes en los cines españoles, se detiene en un periodo corto, 18 meses entre 1971 y 1973, y en un lugar: Nueva York. En concreto el modesto apartamento del Greenwich Village que la pareja compartió cuando huyó del peso de la fama en el Reino Unido y de la leyenda de los Beatles, rotos en 1970 con Ono como la villana del relato más extendido. Esta película funciona porque pasaron muchas cosas en ese año y medio, y porque al acotarlo tanto se dejan fuera momentos más amargos que vinieron después. No hay mejores voces para contarlo que las de ellos mismos, grabadas entonces.

La película, entonces, tiene tres ganchos: las conversaciones telefónicas (inéditas), entrevistas y películas caseras (no tan novedosas); una mirada atenta al contexto político que hizo que la pareja se volcara en la militancia pacifista (y feminista, antirracista y otras); y, para los melómanos, el sonido remasterizado de su famosa actuación (fueron dos sesiones el mismo día) en el Madison Square Garden el 30 de agosto de 1972. Uno de los contados conciertos en solitario de Lennon y el más memorable, que se editó como disco y vídeo en 1986 con el nombre Live in New York City.

Pese a la ausencia de un narrador, el relato que construye el director británico Kevin MacDonald (Un día de septiembre, Whitney, Marley) es concienzudo. En una escena del documental, John confiesa que lo que más le gusta hacer, desde que se ha instalado allí, es ver la televisión con Yoko, ambos desde la cama. “¿De qué habla la gente el viernes? De lo que han visto en la tele el jueves", comenta. Así que el metraje se detiene en qué televisión veía la pareja: los programas, los informativos y hasta los anuncios. Y a través de esos cortes entendemos las causas que les hicieron movilizarse. La guerra de Vietnam (se debatía si era un genocidio, ¿suena familiar?), el arresto de jóvenes negros por faltas menores (como John Sinclair, encarcelado por dos porros) o la represión de las movilizaciones por el presidente Richard Nixon, que además quería deportar al beatle.

En otro momento, Lennon habla con un colaborador por teléfono y le dice que sabe que le están espiando sus conversaciones (y luego se supo que era cierto), así que va a grabarlas también él para tener una copia en caso de que alguien las utilice en su contra. La película reproduce multitud de diálogos entre el músico inglés, la artista japonesa y distintos miembros de su equipo. Algunas intrascendentes, pero que apuntan rasgos de su carácter, guasón el de Lennon, más directo el de Ono. Ella se sincera en más de una ocasión sobre su irritación por la etiqueta de bruja que le habían colocado y que la había llevado a un nivel de acoso y amenazas insoportable en Inglaterra. Tenía además un motivo más personal por el que batallar: había perdido contacto con su hija Kyoko, arrebatada por su padre estadounidense en 1971, ocultada mucho tiempo tras un nombre falso y que no se reencontró con su madre hasta 23 años después.

Otras charlas muestran ideas de Lennon que no llegaron a buen puerto, como la gira Free the People, que recaudaría fondos para pagar fianzas de encarcelados, y para la que quiso reclutar a Bob Dylan (pero este se escaqueó). Además conocemos a personas cercanas a la pareja en ese tiempo, desde el poeta Allen Ginsberg al activista Jerry Rubin. En algún momento, Lennon se descuelga de su participación en ciertas movilizaciones, como las que se preparaban contra la convención republicana, por temor a que deriven en violencia (lo que puede resultar contradictorio con que apoyó, y se dice que financió, al IRA).

Y el tercer ingrediente de la película, pero no el dominante, es la música. Hay algunas grabaciones caseras de John y Yoko ensayando canciones (como Luck of the Irish) que ya habíamos visto. También hay apariciones breves de ambos en actos reivindicativos.

El plato fuerte de la parte musical es el concierto del Madison Square Garden, que también surgió del activismo. Un reportaje había destapado el maltrato y abandono que sufrían los chicos con discapacidad intelectual en la Willowbrook State School, en Staten Island, así que la actuación de John y Yoko, con la banda Elephant’s Memory, sería benéfica para dotar un fondo que les asegurara unas condiciones de vida dignas. El sonido de aquel directo ha sido remezclado ahora por el hijo de ambos, Sean Ono Lennon (también músico, y además talentoso), y tiene una potencia considerable. Pero apenas se incluye un puñado de canciones, no todas completas, así que quien espere revivir el concierto entero tiene que buscar el viejo DVD de Live in New York City o esperar, si hay suerte, a que se publique aparte esta versión mejorada. Se han recuperado, además, las piezas interpretadas por Yoko Ono que esta no quiso incluir en la edición de 1986.

Lennon y Ono ensayaban en su apartamento del Greenwich Village de Nueva York el 27 de abril de 1972.

El Lennon de la primera mitad de los setenta era fecundo en el estudio: lanzaba un disco cada año y de ellos salieron canciones tan recordadas como Imagine, Mother, Give Peace a Chance o Instant Karma! (We All Shine On); sin embargo, apenas pisaba los escenarios. El único otro concierto de Lennon que quedó filmado fue Live Peace in Toronto 1969, al frente de la Plastic Ono Band (una superbanda improvisada con Ono y Eric Clapton), cuando todavía no era oficial la ruptura de los Beatles, y la mitad de los temas eran versiones de clásicos del rock and roll. Su última aparición ante una gran audiencia fue como artista invitado de Elton John, para tres canciones, el 28 de noviembre de 1974. No se ven razones para esa racanería con los directos, ni para que el disco de este concierto no se lanzara en vida de John: lo vemos en buena forma y cómodo con su repertorio. Solo recurre a un tema de los Beatles: Come Together.

De lo que muestra One to One sobre ese año y medio se deduce que John y Yoko estaban muy unidos en su misión de despertar a la sociedad contra la guerra, la injusticia y los abusos del poder. Pero no hay material estrictamente íntimo del matrimonio, ni se menciona nada sobre el estado de su relación. El relato no va más allá de 1973, y había motivos de peso para detenerse ahí. A mediados de ese año dejaron el apartamento del Village y se instalaron con más lujo y metros cuadrados en el edificio Dakota, pero en octubre Ono echó a Lennon de casa por su infidelidad, su comportamiento violento y el abuso del alcohol y otras drogas. Fue el “largo fin de semana”, que duró otros 18 meses, durante los cuales John se instaló en California con May Pang, asistente de la pareja y enviada por Yoko para cuidar de él (sobre esto también hay un documental: El otro amor de John Lennon). Ono le llamó para volver con ella en febrero de 1975: la reconciliación se selló con el nacimiento de Sean nueve meses después y la reclusión del músico en el Dakota en un nuevo papel de padre y amo de casa. Fueron cinco años en los que no publicó ningún material y apenas se le vio en público, hasta su reaparición con el álbum Double Fantasy en noviembre de 1980, semanas antes de que fuera asesinado en la puerta de su casa por David Chapman.

¿Cuántas películas sobre cada miembro de los Beatles son demasiadas? El cineasta Sam Mendes está produciendo cuatro biopics, uno por cada uno, que llegarán en 2028. Paul McCartney también reivindica su carrera pos-Beatles: estrenó en otoño el documental One Hand Clapping (disponible en Movistar+), que repasa su trabajo al frente de The Wings, junto a su esposa Linda, en 1974. Tampoco es una película intimista en lo personal, pero sí en lo musical: la mayor parte del metraje son de los ensayos y el trabajo en el estudio en torno a canciones como Jet, Band on the Run o Live and Let Die. Recupera material publicado en su día con el mismo título junto a otro inédito, como una actuación casera a la guitarra en su jardín.

Pero McCartney sigue en activo a sus 82 años, y además ha sido muy regular, por lo que existen montañas de discos y vídeos de toda su trayectoria. Tiene más valor cualquier cosa que Yoko Ono saque de un cajón sobre Lennon, quién murió a los 40 años tras una carrera breve y con un largo lapso al final. Este One to One está más que justificado, aunque peque de oficialista y no contenga revelaciones sensacionales que tampoco cabía esperar.

'One to One: John & Yoko'

Dirección: Kevin Macdonald, Sam Rice-Edwards, 

Intérpretes: John Lennon, Yoko Ono.

Género: documental. Reino Unido, Estados Unidos, 2024.

Duración: 100 minutos. 

Estreno: 10 de junio.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).
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