‘La huérfana: primer asesinato’, cuando la niña diabólica da risa

La huérfana: primer asesinato es la precuela, secuela o lo que sea de La huérfana, la inquietante y notable película de 2009 de Jaume Collet-Serra sobre una mujer asesina encerrada en el cuerpo de una cándida niña. Estirando el chicle de la forma más cutre posible, este nuevo filme arranca en la institución psiquiátrica que desvelaba, al final de la película original, el misterio de un personaje raro y siniestro. Una niña diabólica condenada a la infancia, encerrada de por vida en un cuerpo estancado en el tiempo. Una idea que propiciaba caminos interesantes de explorar en el género, como la infancia como una dolorosa cárcel, el incesto o el vínculo maternal como algo oscuro y peligroso.

Aunque todos estos elementos están en La huérfana: primer asesinato, lo están a años luz de su precursora. El disparate es tal, que es la misma actriz, Isabelle Fuhrman, la que vuelve a interpretar más de una década después al personaje diabólico creando un efecto doblemente extraño, por no decir ridículo. Fuhrman ya no es una niña, pero aun así se mete en la piel de una supuesta niña con cara de adulta cuya enfermedad es pasar por niña cuando ya no lo es. De risa.

El guion es un desastre que, solo a mitad de película, en un giro argumental a lo cazador cazado, consigue ser un poco más atractivo. Pero ni los actores parecen creerse lo que hacen (en la original eran los estupendos Vera Farmiga y Peter Sarsgaard; aquí solo destaca una casi irreconocible Julia Stiles), ni el intento de retorcer el argumento consiguen algo más que un subproducto vergonzoso.