El último rock de la casba
‘Je sui africain’, el disco póstumo de Rachid Taha, es el epítome de la obra del visionario artista argelino

La muerte, el 12 de septiembre de 2018, del argelino Rachid Taha (Orán, 1958) privó a la música popular de uno de sus creadores más singulares. Taha revolucionó desde la douce France la música moderna del norte de África dotándola de un notable contenido crítico y de varias especias sonoras. Pionero en la conexión de las raíces magrebíes con la electrónica, creó una espléndida línea conceptual conectando Elvis Presley con Um Kalthoum, y The Clash con Dahmane El Harrachi. De alguna forma, Taha recogió, para avivarlo con el soplo de la contemporaneidad, el fuego globalista encendido en los cabarés argelinos de los años 50 por artistas como Lili Boniche, Salim Halali, Blond Blond, Lili Labassi y Maurice el Medioni. Pero hay más: su legado discográfico cuenta tanto la historia y las esperanzas de una generación de emigrantes magrebíes, como la crónica social y musical de la Francia del siglo XX.

Ahora, un año después de su muerte, se publica Je Suis Africain, álbum póstumo producido por Toma Feterman, que es el epítome de una trayectoria marcada por el talento y la audacia. Es un disco en el que Rachid expande con ‘Ansit’ la tradición de la música andalusí; responde con ‘Aïta’ a ‘Ya Rayah’, la pieza del gran maestro chaâbi Dahmane El Harrachi (“Me voy, pero no regreso”); enreda los timbres gnawi con el electro-rock en ‘Like a Dervish’, donde avisa de que es su primera canción en inglés y que busca el oasis donde está Elvis; con ‘Minouche’ y ‘Happy End’ dibuja la evocación y la melancolía; en ‘Whadi’, acompañado en español por la artista queer suizo-argelina Fléche Love, el Magreb suena a mariachi; ‘Striptease’ (“Soy un triste rompecabezas”) es paradigma de la conexión mediterránea con el blues; ‘Andy Waloo’ (juego de palabras con “no tengo nada”, en árabe, y Andy Warhol), pregunta entre riffs de guitarra si conocemos al otro, al diferente; y en el título homónimo Je Suis Africain (“Soy africano, soy un albino afro”) rinde homenaje a la negritud, musicalmente y a través de un recitado en el que proclama la africanía de personajes como Nelson Mandela, Jimi Hendrix, Bob Marley, Jaques Derrida, Patrice Lumumba, Aimé Césare, Angela Davis… y él mismo.
Rachid Taha fue un visionario caótico y desgarrado. Su gozoso testamento es el último rock de la casba.
Je suis africaine. Rachid Taha. Naïve.
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