El españolismo radical de ‘Matadero’
La serie de Antena 3, que transcurre en un pueblo imaginario de Zamora, muestra una penìnsula ibérica de cerdos y caciques

Comentar una serie, Matadero, cuando Antena 3 emite hoy su tercer capítulo -de un total de diez-, incrementa el riesgo del error pero, como decía Diderot, "los errores pasan, sólo la verdad permanece". Y la primera conclusión, tras dos capítulos, es que la serie es radicalmente autóctona. Tiene razón la productora al calificarla de thriller ibérico, ya que la acción transcurre entre España y Portugal. También tienen razón la mayoría de los comentaristas al señalar la influencia de Fargo,de los Coen, lo que en honor a la verdad no se oculta.
El radicalismo patrio se aprecia en todas las secuencias. Torrecillas, un pueblo imaginario de Zamora que vive de la agricultura y el ganado porcino, no puede ser más auténtico y representativo de lo que los partidarios del independentismo llaman el Estado español y el resto, España. Y los cerdos, esos "mamíferos domésticos, de cabeza grande y orejas caídas, hocico cilíndrico y patas cortas, del que se aprovecha para el consumo prácticamente todo", como señala el diccionario, serán los auténticos coprotagonistas de una serie en la que el humor negro y la violencia se entremezclan estupendamente.
El bar, naturalmente, es un mesón de carretera que cumple con el interiorismo más ortodoxo. El puticlub, otro tanto. Todo tiene ese aire tan propio de una España rural por la que no parece pasar el tiempo, pero serán los personajes los que nos sitúen en el aquí y ahora. Un veterinario que aspira a ser funcionario del ministerio de Agricultura (Pepe Viyuela), su mujer (Carmen Ruiz) que lo que anhela es un apartamento en Torrevieja (¿hay algo más racial que un apartamento en Torrevieja?), una hija guardia civil (Camila Viyuela) que aún antepone sus principios a la pensión de jubilación, un cacique prepotente (Tito Valverde), un empresario (Antonio Garrido) que comprende que la industria cárnica y el narcotráfico pueden alcanzar la gloria y dos sicarios (Ginés García Millán y Miguel de Lira) que ya forman parte de los personajes ficticios inolvidables.
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