Lucha sin cuartel

¿Qué se puede decir de un concurso en el que quien más preguntas acierte, gana? Que lo pueden vestir como quieran, de seda, de terciopelo... da igual: el que más preguntas conteste, gana. En El legado se trata de eso: de acertar más que el rival. Otra cosa es la audiencia, que es una lucha sin cuartel: por un lado la tropa de Sálvame analizando una y otra vez a Kiko Matamoros y sus tensas relaciones paterno-filiales. De otro, ¡Ahora caigo!, con un risueño presentador y una audiencia encantada de que se rompan algo los concursantes que se caen por un agujero. Al parecer faltaba algo en este tramo de la programación: “El público ya no pasa por las tardes de La 1 y eso es terrible”, comentó el incombustible Ramón García en la presentación del nuevo concurso de La 1, El legado.

!Hombre, tanto como terrible¡ Si nos ponemos en ese plan, querido, lo terrible es que presentes tu enésimo concurso sin esa capa española que cuando cubre es que cubre de verdad: ese porte, ese pelo engominado..., en fin, ya lo dijo él mismo hace unos días: “Por la calle me han dicho: ‘¡Ramontxu, ya era hora! Has llegado tú, ha empezado el año como tenía que ser’. Es una gozada”.

Pues sí, Ramontxu, es una gozada el autobombo, esa capacidad espléndida para venderte a ti mismo, sin griteríos, sin histrionismos, con su habitual sensatez y discreción. Nada que ver con Belén Esteban o Kiko Rivera, que están confinados en Guadalix para bien de tu programa, porque si de lo que se trata es de que para llevarse los 180.000 euros de premio hay que superar 80 preguntas de cultura general, mejor que sigan en Guadalix. Tú a lo tuyo, Ramontxu, a ganarte la audiencia vespertina con el señorío que te caracteriza que para algo eres de Bilbao, que se note. ¿Lo mejor?: que dura menos de una hora.