Mohammed Ahmed y Nabi, dos inmigrantes en un vagón de tren de la estación de ferrocarril abandonada de Corinto, en el Peloponeso.Alessandro PensoAdolescentes afganos cocinan en una fábrica abandonada de Patrasso.Alessandro PensoAli de Argelia. Su vida: hacinarse en la estación abandonada de Corinto, ciudad costera del Peloponeso. La oportunidad para cambiarla, jugársela intentando subirse a alguno de los barcos que parten a otros países de Europa.Alessandro PensoAlessandro Penso: ""En una Unión en crisis de identidad, es fácil que la política escoja a los migrantes como chivos expiatorios. Pero es cruel y, simplemente, no es justo".Alessandro PensoEl argelino Mohammed también pasa sus días en una fábrica, uno de los miles a la espera de que grecia tramite su asilo.Alessandro PensoMohamed y sus amigos escondidos tras las rocas, esperando el momento justo para subirse ilegalmente a un barco rumbo a Italia.Alessandro PensoAlessandro Penso: ""Sabía que miles de prófugos se quedan atrapados en los puertos griegos. Quise contar su espera infinita, que dura años, su día a día hecho jaula".Alessandro Penso
