¡Manos arriba!

De 9.000 aspirantes, solo quedarán 15. La probabilidad de convertirse en uno de los elegidos para participar en la segunda edición de MasterChef —el concurso de cocina más conocido del mundo— es ínfima, pero la mayoría de los 300 aspirantes que han acudido al casting de Madrid confía en sus virtudes culinarias para convertirse en el mejor cocinero amateur del país.

En una amplia sala de paredes grises y suelo de mármol, los candidatos preparan sus creaciones para que las valoren los cuatro chefs del equipo culinario. Acelgas rellenas, cocido gallego, tofu con gelatina de mango, gazpacho manchego o un postre de agar-agar con frutas ecológicas, crema de higo y hierbabuena, al que su creador ha denominado Cristal Arcoíris. Cocina tradicional o de vanguardia. Eso es lo de menos. "Lo importante es el sabor", opina Manuel, preparado para catar la mousse de pimientos de piquillo con atún en escabeche y huevas de trufa que ha preparado Inés. 

— Ya estoy contigo hija, lo mejor para el final, ¿no? —  apunta el chef, con sonrisa burlona.

— Eso espero —contesta la estudiante de 24 años visiblemente nerviosa.

— La pinta es buenísima, a ver cómo sabe...

Después de unos segundos de gran expectación, el cocinero sonríe.

— Y está muy bueno también. 

"Tenemos todo tipo de perfiles", comenta Ana Rivas, productora ejecutiva del programa. Hombres y mujeres en un porcentaje similar. Profesores de yoga, banqueros, psicólogos o jubilados. Padres, hijos y parejas. De 20 años a 84. "Lo importante es que tengan auténtica pasión por la cocina", señala Rivas. "Es verdad que tienen que ser televisivos" — matiza— "Si les pones una cámara delante y se callan no podemos cogerlos".

De los 9.000 que se inscribieron para participar en el casting, se ha descartado a unos 8.000  en la encuesta telefónica y el cuestionario escrito. El resto han tenido la oportunidad de presentar sus platos en Barcelona, Sevilla, Valencia, Madrid y Bilbao, donde comenzó el proceso de selección el pasado jueves, 9 de enero. Los 500 finalistas tendrán que enfrentarse en una última prueba.

"Creo que todos somos grandes cocineros. Hay mucho nivel", comenta Jaime, de 84 años, bromeando con Marta, de 29. "Siempre me ha gustado la cocina, pero nunca había pensado en dedicarme a ello hasta ahora", explica mientras limpia su plato con un cuidado extremo. "¿No le da miedo meterse en esto?", le pregunta Alejandro, que se acerca a probar el cocido gallego del más veterano de los aspirantes. "Que va, la mente la tengo muy joven", responde ufano. 

"Creo que la gente está  más concienciada de lo que es MasterChef, en la primera venían a ciegas", valora Rivas. Las productoras se niegan a desvelar las novedades sobre la nueva temporada, solo apuntan una cosa: "Los exteriores espectaculares. Vamos a dejar al público con la boca abierta". Del día de emisión ni hablar. "Es el secreto mejor guardado".