Broche feliz a la feria de Hogueras

Andy Cartagena y Leonardo Hernández salieron a hombros por la puerta grande de Alicante. Dos toreros a caballo. Dos conceptos. Ambos hicieron méritos para ello, incluso para haber logrado algún trofeo más. Caso de Cartagena, que enardeció a la gente con su rejoneo: una mezcla de clasicismo y espectacularidad al límite. Hernández, más en el camino del toreo puro, no le anduvo a la zaga. Para que todo ello fuera posible se lidió una corrida de Murube, muy desigual de presencia, pero de son y calidad. En distintos matices. El primero, noble y con calidad; segundo y tercero, mansitos de entrada, se crecieron y acabaron por ser toros de gran transmisión; cuarto, con temple y ritmo; casi igual el quinto, que tuvo gran clase; el sexto, con idéntico fondo que los anteriores, fue el menos codicioso. Gran corrida, en fin.

El portugués Rui Fernandes no acabó de acoplarse con el toro que abrió plaza. Irregular faena, con algunas pasadas en falso. Para colmo, mató mal y le llegaron dos avisos. Más centrado estuvo en el cuarto, aunque sin alcanzar los niveles de sus compañeros.

Andy Cartagena completó una actuación sobresaliente. Dos faenas con la misma base. Toreo clásico de inicio, encelando y enseñando a embestir al toro, para explotar en banderillas con cabriolas, moviolas y todo tipo de alardes. Contó, sobre todo, con la colaboración de Bisbal y Pericalvo, dos maravillas de equinos. En sus dos toros le pidieron con fuerza segunda oreja, que la presidencia negó.

También a un nivel alto, el joven Leonardo Hernández. Comenzó con ciertas dudas en el tercero, para ir asentándose a medida que el toro también se crecía. En banderillas alcanzó la nota máxima. Al sexto, con cierta tendencia a pararse, lo lidió con inteligencia. De nuevo en banderillas resolvió para mejorar la nota de una actuación excelente.