Naciones Unidas reconoce el trabajo de regeneración del mar Menor en la conferencia sobre los océanos

Cuando en el verano de 2016 el mar Menor, en la Región de Murcia, se convirtió en una especie de “sopa verde” por la proliferación masiva de algas derivada, en buena medida, de la llegada a la laguna salada de un exceso de nutrientes procedentes de la agricultura, la ciudadanía, los grupos ecologistas, la comunidad científica y también las instituciones políticas se dieron cuenta de que se estaba llegando a un punto de no retorno. La aparición masiva de toneladas de peces muertos por la falta de oxígeno en el agua en 2019 y 2021 supuso el punto crítico que obligó a todos a ponerse en marcha. Las medidas legales, las inversiones del Estado y la administración regional y la movilización ciudadana empiezan a dar sus frutos y el Mar Menor tiende a la estabilidad, un esfuerzo que la ONU ha querido reconocer este año en el marco de su programa World Restoration Flagships, que identifica y apoya proyectos destacados de restauración ecológica a gran escala.

El anuncio se ha hecho este miércoles durante la conferencia de Naciones Unidas sobre los océanos que se celebra en la ciudad francesa de Niza, en la que se ha destacado el del mar Menor como un caso relevante por su valor ecológico, social y cultural, y también por la movilización “ciudadana, institucional y judicial sin precedentes para revertir su degradación ambiental”.

La presión social ha sido, probablemente, el elemento más decisivo en esa terna: la profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Murcia Teresa Vicente se embarcó en 2019 en el impulso de una iniciativa legislativa popular (ILP) que logró recabar más de 640.000 firmas para dotar de personalidad jurídica al mar Menor. La iniciativa se convirtió en ley en septiembre de 2022 con el apoyo de todos los grupos políticos del Congreso de los Diputados, salvo Vox, que la impugnó ante el Tribunal Constitucional. Este avaló punto por punto el contenido de la norma, que ha hecho de la laguna salada el primer ecosistema de Europa y uno de los pocos del mundo en tener derechos propios, como si de una persona se tratara. La norma culminó su desarrollo hace tan solo unas semanas, cuando se eligió a los tres tutores que velarán por el cumplimiento de sus derechos. Teresa Vicente fue reconocida con el premio Goldman, considerado el Nobel del Medio Ambiente, por este trabajo.

El Gobierno de la Región de Murcia también tomó nota de la presión ciudadana y aprobó la ley 3/2020, del 27 de julio, de recuperación y protección del mar Menor, que fue modificada en 2023 y que ha supuesto restricciones a la actividad agrícola y ganadera del Campo de Cartagena con el fin de frenar la llegada de contaminantes a sus aguas.

La ley ha estado en el punto de mira de Vox desde su entrada en vigor y acabar con ella ha sido una de sus exigencias constantes. El pasado 5 de junio, el presidente de la comunidad autónoma, Fernando López Miras, anunció que había llegado a un acuerdo con los de Abascal para aprobar los presupuestos regionales para este 2025, que incluye el compromiso de modificar la norma antes de octubre. El pacto arrancó este martes las críticas de la ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, que participa en la cumbre de la ONU en Niza, y que consideró “una gran irresponsabilidad” modificar la ley.

“No podemos ir marcha atrás, tenemos que preservar nuestros ecosistemas”, advirtió la ministra. El ministerio aprobó en 2022 el Marco de Actuaciones Prioritarias para Recuperar el Mar Menor (MAPMM), que ha ido incrementando sus fondos hasta superar los 675 millones de euros en inversiones que incluyen actuaciones en origen, en toda la cuenca vertiente y soluciones basadas en la naturaleza como humedales artificiales y cinturones verdes para filtrar nutrientes. Actualmente hay ya actuaciones ejecutadas o en ejecución por valor de 400 millones de euros, que se suman a los 110 millones comprometidos por el Gobierno murciano.

Ambas Administraciones, estatal y regional, han venido optando por la vía de la colaboración en los últimos años, y han creado diversos organismo conjuntos de coordinación de las actuaciones. Todo ello ha llevado a una paulatina recuperación de este dañado ecosistema que, aunque continúa en situación de fragilidad, no ha repetido los episodios de “sopa verde” y de mortandad de peces de hace un lustro.