La memoria de Ardanza

El exlehendakari José Antonio Ardanza alertó contra el riesgo de amnesias interesadas ahora que arranca en Euskadi un nuevo ciclo. Asistido de la experiencia acumulada en los difíciles años políticos, económicos y sociales como presidente del Gobierno vasco, invitó, en un tono optimista, al trabajo compartido desde la ilusión propia de las nuevas generaciones, pero no se olvidó de mirar hacia atrás. “Ya tenemos experiencias en estos menesteres”, dijo poco después de recibir la Cruz del Árbol de Gernika, la máxima distinción del Gobierno vasco. “También nos tocó poner a prueba nuestra generosidad y mirar al futuro, pero el futuro no cabe construirlo nunca sobre la amnesia. El perdón es posible entre víctimas y victimarios si se dan las condiciones adecuadas, pero el olvido es muy difícil”, admitió.

Ardanza fue largamente ovacionado cuando recordó el asesinato de Fernando Buesa, miembro de uno de sus Gobiernos, y el atentado al consejero socialista José Ramón Recalde. Pero sobre todo se le agradeció su denodado esfuerzo en buscar el acuerdo por la paz entre todos los partidos en unas circunstancias donde ETA intensificaba su ola macabra y en la calle quienes les apoyaban políticamente gritaban “ETA, mátalos”, como intencionadamente recordó el exlehendakari.

En el acto, Ardanza estuvo acompañado por una amplia representación de los consejeros vascos que integraron sus respectivos gobiernos de coalición, desde Juan Ramón Guevara a Iñaki Azkuna, Juan Mari Atutxa o Jon Azúa, entre muchos otros. Entre todos, recordó Ardanza, se aplicaron “políticas innovadoras, mucho espíritu de trabajo y sacrificio, y mucho diálogo para llegar a acuerdos”.