Ramón y Cajal ‘regresa’ a Barcelona por una exposición

En el laboratorio de un lujoso piso de Consell de Cent, o en la calle Notariat, o en la de la Lluna, pues en las tres vivió, Ramón y Cajal descubría la individualidad de las células nerviosas. Era en 1888, su “año cumbre” como lo bautizó, y llevaba ya dos en Barcelona, ciudad que dejó en 1892. Más de un siglo después, el padre de la neurociencia y Nobel en 1906 regresa a la ciudad a través de una exposición de CosmoCaixa, con 26 piezas nunca antes exhibidas en la capital catalana.

Además de traer algunos de sus dibujos histológicos y el material que lo acompañó en sus descubrimientos (entre ellos, su famoso microscopio de tres objetivos), Ramón y Cajal presenta su faceta más desconocida, la de fotógrafo, pasión que descubrió joven, cuando fue encerrado en una habitación oscura por hacer caricaturas de sus profesores. Tras observar un agujero del techo varias horas, notó que los rayos luminosos, si se les obliga a pasar por un angosto orificio, pintan la imagen del punto del que provienen. Fue entonces cuando descubrió las propiedades de la cámara oscura.

“Cajal es considerado como uno de los pioneros de la fotografía en color en España”, explica Juan de Carlos, comisario de la exposición. Un ejemplar de la primera edición de su libro Fotografía de los colores de la muestra lo sustenta. Y su cámara estereoscópica y cuatro fotografías lo ratifican. “Destaca la precisión de los encuadres y el hábil manejo del claroscuro en las imágenes”, apunta Juan de Carlos.

Igual de fascinantes son los dibujos científicos. Algunos se hallan en su primer diario de laboratorio, de los objetos más interesantes de la muestra: nunca había salido del Instituto Cajal en Madrid y contiene algunos de sus primeros dibujos, muchos inéditos.

Su toga de catedrático, condecoraciones y otras piezas completan la muestra Cajal vuelve a Barcelona, que hará que el científico se quede hasta finales de septiembre. Una visita honoraria.