‘Elden Ring’ conquista el mundo. Y pronto, las salas de cine
Un nuevo y muy exitoso juego y el anuncio de una adaptación ratifican el triunfo social de la franquicia


Lo primero es lo primero: Elden Ring es, a día de hoy, la gallina de los huevos de oro. Surgido el juego original en 2022, fue un éxito que cristalizó la filosofía gamer de Hidetaka Miyazaki y de su desarrolladora, FromSoftware. Los juegos de la compañía son mecánicamente complejos, visualmente únicos y poderosos, narrativamente poéticos y, en conjunto, uno de los mejores ejemplos de lo que el videojuego como concepto puede ofrecer y puede llegar a dar. Vivimos, es evidente, tiempos transmedia, y ni los guardianes de las esencias niponas pueden sortearlos. En pocos días ha llegado al mercado Elden Ring Nightreign, un esqueje de Elden Ring con muchas concesiones jugables al gran público, y se ha anunciado una futura película. Vayamos por partes.
Nightreign es un spin-off cooperativo de Elden Ring con mecánicas roguelike y ambientado en una versión alternativa y oscura de del mundo del juego original. Diseñado para partidas de uno o tres jugadores, el objetivo es sobrevivir a un ciclo de tres días y noches, enfrentándose a enemigos y jefes en un entorno que cambia con cada sesión. De forma muy consciente, Nightreign renuncia a las armas más visibles de Elden Ring, es decir, la exploración abierta y la narrativa profunda. No es un juego como servicio (no es Fortnite, para entendernos) pero se le parece formalmente.
Varias reflexiones. En primer lugar, FromSoftware tiene todo el derecho del mundo a probar cosas nuevas. La saga Souls (seguramente con Dark Souls, de 2011, a la cabeza) es la más influyente del mundo de los videojuegos en los últimos años, y su éxito no es solo conceptual (han sido capaces de redefinir un género y de cuajar varias obras maestras), sino también económico. La saga siempre ha vendido bien, pero con Elden Ring (que salió en 2022), llevan vendidas más de 30 millones de copias. Es decir: una barbaridad que les da músculo financiero para explorar (a riesgo de equivocarse) con otro tipo de juegos. La cosa es que este Nightreign no es “otro tipo de juegos”: lleva Elden Ring en el nombre, como el año pasado lo llevó la expansión del original, Elden Ring: Shadow of the Erdtree. Enfocarse en el cooperativo, la rejugabilidad y, sí, la competitividad, es un giro un poco demasiado abrupto quizá no para la compañía, pero sí para la propiedad intelectual. Los jugadores han ratificado el juego, pero de una forma muy alejada del entusiasmo con el que fueron recibidas esas dos obras maestras que son Elden Ring y Erdtree. Poco importa: las críticas a veces importan menos que los números, y en el caso de Nightreign los números son mareantes: el juego vendió, en su primer día, dos millones de copias. Es, sencillamente, un éxito atronador.
Por otro lado, hace pocos días saltaba la noticia de una adaptación cinematográfica de Elden Ring a cargo de Alex Garland, director de filmes como Ex Machina o Civil War. Habrá que ver cómo se plasma en una adaptación el fastuoso y retorcido mundo creado por Miyazaki, pero conviene recordar que la historia del juego original estuvo delineada nada menos que por George R. R. Martin, el creador de Juego de Tronos, por lo que el impacto de la película escalará y el hype a su alrededor promete ser masivo.
Es decir, Elden Ring saldrá del nicho para, como ya han hecho otras franquicias de los videojuegos, dar el salto al mainstream. El jugador que presuma de pureza se enfrenta así a una contradicción deliciosa. Porque existen riesgos, claro. Existe el riesgo de que la película falle a la hora de destilar la rara belleza de este mundo. Y existe el riesgo de que, visto el éxito de Nightreign, Fromsoftware opte por fórmulas más conformistas y rentables. Existe el riesgo, en fin, de que el hechizo se rompa como se rompió el propio Círculo de Elden, dejando al mundo sin ley ni orden. Pero también existe la posibilidad de que las cosas salgan bien; de que todo el mundo pueda disfrutar de este fantástico universo que dentro de poco llegará al gran público. Esperemos que, reina Marika mediante, suceda la segunda opción.
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