Tras cada nuevo cataclismo, natural o humano, Ciudad de México es capaz de reinventarse para conservar su lugar entre las grandes metrópolis del arte y la cultura
La división izquierda-derecha encierra una visión maniquea. Plantear que los pactos de Gobierno solo son posibles entre partidos que comparten fronteras ideológicas es elevar el bipartidismo a la categoría de teología política
¿Es posible una comunidad política basada en la ciudadanía democrática y no en las preexistentes identidades nacionales?
La construcción de la ciudadanía no puede ni debe pasar por lo identitario. Hay que basarse en los derechos y deberes comunes de quienes comparten el mismo espacio político y no en una hipotética comunidad natural
Habría que tratar de los derechos e intereses de los ciudadanos, y no de los de las naciones
Si llegara a fracasar, no se debería a la organización del Estado —autonómico, centralista, federal, confederal— sino a la incapacidad de lograr que sus ciudadanos se sientan parte de una misma comunidad