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Las empresarias que sostienen en silencio la economía latinoamericana

Las PYMEs lideradas por mujeres crean empleo, impulsan la innovación y mejoran la resiliencia de las cadenas de valor. Sin embargo, reciben apenas un 1% del gasto corporativo global. Programas pioneros en Colombia y Paraguay intentan cambiar esta ecuación

Lucilia Bottini y su familia en sus campos de soja en la zona rural de Paraguay.
Eduardo Luis Hernández

De acuerdo con datos del Grupo Banco Mundial, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMEs) constituyen el 99,5% del total de unidades productivas en América Latina, al tiempo que generan más del 60% del empleo formal en la región. Una parte significativa de estas empresas está liderada por mujeres, especialmente en sectores como comercio, servicios y agroindustria. Sin embargo, apenas una fracción del gasto corporativo global se dirige hacia negocios propiedad de mujeres. El dato es contundente: menos del 1%, según organizaciones como el International Trade Centre y WEConnect International.

A pesar de su dimensión económica, estas empresas enfrentan barreras estructurales persistentes: acceso limitado a crédito, exclusión de las cadenas de suministro, y subrepresentación en espacios de toma de decisiones. Estudios de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), miembro del Grupo Banco Mundial orientado al desarrollo del sector privado, estiman que el déficit de financiamiento para las empresas lideradas por mujeres en América Latina asciende a 93.000 millones de dólares. Lo paradójico es que, en promedio, las mujeres presentan mejor comportamiento crediticio que los hombres, pero acceden a montos más pequeños y con mayores condiciones.

Brechas invisibles en las cadenas de suministro

La exclusión no se manifiesta solo en el acceso a financiamiento. También ocurre en el corazón de las operaciones empresariales: las cadenas de suministro. En Colombia, por ejemplo, la mayoría de las grandes empresas no sabe cuántas de sus proveedoras son mujeres, debido a la falta de indicadores desagregados por género en sus sistemas de compras.

Esta falta de inclusión ha llevado al desarrollo de iniciativas como Sourcing2Equal Colombia, promovida por IFC en alianza con conglomerados locales. Desde 2023, Sourcing2Equal Colombia ha impulsado un modelo innovador para promover oportunidades de negocio entre PYMEs de mujeres y grandes compradores corporativos. Catorce de las empresas más influyentes del país, que en conjunto representan cerca del 3% del PIB nacional en poder de compra anual, se han comprometido a diversificar sus cadenas de suministro, priorizando la inclusión de PYMEs de mujeres. El compromiso no es simbólico: implica fortalecer las políticas internas, ajustar procesos de selección e identificar activamente proveedoras con potencial de crecimiento. Estas empresas reconocen que diversificar su base de proveedores es una estrategia de negocio que fortalece la resiliencia frente a choques externos, fomenta la sostenibilidad y la competitividad, impulsa la innovación, y mejora su posicionamiento en el mercado local.

Los resultados comienzan a cobrar forma. Más de 1.000 emprendedoras -que lideran 467 PYMES y generan más de 7.000 empleos- han participado en actividades de formación, mentoría y conexión empresarial. Estas mujeres han fortalecido sus habilidades para competir en procesos de compras corporativas que les permitan cerrar negociaciones y nuevos contratos como proveedoras de grandes organizaciones.

Estas empresarias han construido una red sólida en la que comparten aprendizajes, celebran logros y exploran activamente alianzas para crear nuevos negocios y potenciar su crecimiento.

En los próximos meses, el programa formará a una última cohorte de cerca de 400 empresarias -para llegar a un total de 600 PYMEs de mujeres-, y cerrará su ciclo en 2026 con un evento que trazará la hoja de ruta hacia cadenas de suministro más inclusivas. “Es fundamental enfocarse en potenciar el crecimiento de las PYMEs de mujeres de manera intencionada, pues enfrentan barreras únicas que limitan su potencial. Al abordar estas barreras y empujar su crecimiento, aseguramos una sociedad más próspera, equitativa y sostenible”, afirma Anna Domingo Riu, especialista de género y emprendimiento de IFC.

Participantes de un programa de formación de Sourcing2Equal Colombia.

Tierra fértil para el cambio: Paraguay y el sector agrícola

En Paraguay, un país con una fuerte dependencia del sector agrícola, muchas mujeres han participado históricamente en tareas productivas sin reconocimiento formal. Aunque desempeñan roles esenciales en la agricultura familiar y el comercio local, menos del 30% de ellas accede a títulos de propiedad o financiamiento para su producción, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de este país.

En ese contexto, con el apoyo de Women’s Entrepreneurship Finance Initiative (We-fi) -una iniciativa que empodera a las mujeres emprendedoras al aumentar el acceso a productos financieros, mercados y servicios, desarrollar capacidades y expandir redes-, IFC y la empresa Agrofértil pusieron en marcha el programa Mujer con Valor, una estrategia de formación en finanzas, liderazgo y gobernanza empresarial dirigida a productoras rurales. La alianza incluye un préstamo de IFC por 20 millones de dólares a Agrofértil con el objetivo de ampliar la financiación precosecha para pequeños productores y reforzar prácticas agrícolas sostenibles con enfoque de género.

Más de 100 mujeres han recibido capacitación en gestión financiera y formalización de negocios desde 2023. Varias de ellas lograron, por primera vez, abrir cuentas bancarias, registrar sus operaciones ante el fisco y negociar contratos de forma independiente.

Participantes del programa Mujer con valor.

El valor de lo inclusivo

En América Latina, donde las economías se enfrentan a tensiones estructurales como la informalidad, el desempleo juvenil y la desigualdad de género, ampliar la participación de las mujeres en las cadenas productivas no es una opción ética o ideológica: es una medida racional para aumentar la productividad y fomentar la estabilidad social.

Sin embargo, los desafíos persisten. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), menos del 10% de las compras de empresas multinacionales en la región se realizan a empresas lideradas por mujeres. La falta de redes de contactos, los sesgos implícitos en los procesos de selección de proveedores y la informalidad limitan su capacidad de competir en igualdad de condiciones.

En una región donde el 60% de las mujeres trabajan en la economía informal y donde las políticas de compras públicas apenas comienzan a considerar criterios de género, las MIPYMEs lideradas por mujeres son, en muchos casos, el primer espacio real de autonomía económica para millones de familias.

Visibilizar su rol, facilitar su acceso a financiamiento y diseñar cadenas de suministro más inclusivas no solo responde a una demanda de justicia, sino a una necesidad sistémica. La inclusión no es un imperativo social, sino una estrategia de negocios sólida e inteligente. Porque cuando las mujeres generan empleo y prosperan en los negocios, también lo hacen las comunidades, los países y el planeta entero.

Sobre la firma

Eduardo Luis Hernández
Es branded content analyst para EL PAÍS México. Es productor y conductor en Radio UNAM. Antes trabajó en Grupo Milenio y Unión Radio Venezuela. Es licenciado en Periodismo Audiovisual por la Universidad Santa María en Caracas y actualmente vive en Ciudad de México.

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