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En colaboración conCAF

Genaro Rivas: “La moda no es un infierno, pero es bastante retante. Podría ser un purgatorio”

El diseñador peruano conversa con América Futura tras presentar su última colección con prácticas circulares en la Semana de la Moda de Londres

diseñador genaro garcia

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El hotel número 30 en Knightsbridge, Londres, está abarrotado. Es la segunda noche de la semana de la moda y el diseñador peruano Genaro Rivas presenta su colección Primavera-Verano 2026, inspirada en el infierno, una iglesia en los Andes peruanos y las ideas sobre la muerte. Parte de la expectativa es porque Rivas recientemente ganó el premio Recycle the Runway, organizado por la Revista Vogue y VISA para celebrar talento que emplea prácticas circulares de producción. Reconocido también por ser pionero en el uso de la tecnología, Forbes Perú le nombró uno de sus 50 creativos más influyentes. En 2018 creó un vestido para impresoras 3D: funcionaba como un lego que cualquier persona con una de estas máquinas puede reproducir y armar. En 2016, desarrolló una innovadora chaqueta de alpaca que a la vez cargaba el móvil.

“Todos estos proyectos han estado vinculados con esta búsqueda: darle a la moda un propósito”, explica en entrevista con América Futura desde su estudio en Londres. Para el diseñador, la idea de sostenibilidad es más que una moda de temporada. Se experimenta al vestirse: sentir los materiales de las prendas, entender los procesos por los que pasaron para tejerse y confeccionarse, la narrativa que cuentan y la estética que uno proyecta al combinarlas y cargarlas consigo para enfrentar al mundo.

Luego de un máster en emprendimiento e innovación en moda en el London College of Fashion, Rivas ha mantenido el contacto con artesanas con las que trabajó en el pasado para continuar presentando colecciones que muestran el talento peruano a una audiencia internacional. “Poco a poco, como diseñador voy creando un universo en mi nuevo país (Inglaterra) y lo voy relacionando con cosas que yo tengo y traigo de Perú”.

Pregunta. Presentó una colección titulada La mortaja dorada. ¿Cuál es la historia detrás?

Respuesta. En Perú existe una ruta del barroco andino compuesta por tres iglesias, cerca de Cuzco. Hace meses pude hacer las 19 horas de viaje para llegar a la iglesia San Juan Bautista de Huaro, cuyos murales de principios del siglo XIX me inspiraron. Al hablar de brujería con Brendan McMahon, profesor de la Universidad de Michigan, me recomendó el libro Cielo, Infierno y todo lo que hay en medio, y empecé a crear una colección a partir de esas ideas.

P. ¿Es la moda el infierno?

R. No. Pero es bastante retante. En todo caso, podría ser un purgatorio. La idea es que en el infierno existe transformación. Reconocer el valor de procesos o rituales a los que la gente le tiene miedo.

P. Menciona que para usted, la moda debe tener un propósito más allá. ¿Cuál?

R. El principal es crear una plataforma para que las personas muestren su talento, accedan a oportunidades y tengan un pago justo por colaboraciones que nutran sus propios caminos creativos. Tengo el privilegio de poder trabajar en lo que me gusta y lo comparto. Por ejemplo, acá en Londres hemos creado un equipo de creadores independientes migrantes, un círculo de colaboración artística y un movimiento más allá de lo superficial.

P. Le dieron el premio Recycle The Runway por las prácticas circulares de tus prendas. ¿Cómo puede uno incluir estas prácticas en esta industria?

R. Por ejemplo, cuando desarrollé una colección en Perú con una tienda mayorista, negociamos las condiciones óptimas: que todo se fabricara localmente, con el 80% hecho por emprendimientos liderados por mujeres. Al terminar, el mayorista continuó empleándoles en otros proyectos. Así, el impacto es tangible y a más largo plazo.

P. Como emprendedor en otro país, ¿qué tan fácil es generar un negocio rentable y producir una colección que sea sostenible no solo en materiales, sino financieramente?

R. No es fácil. Sigo buscando que haya tiendas interesadas en distribuir mis piezas en Europa, venderle a clientes y hacer más accesible mi visión. La moda necesita una gran inversión para su desarrollo. Pero quiero que se haga con esa visión de moda con propósito. De momento, lo ves en un rango de piezas, desde vaqueros (denim), faldas, vestidos o chaquetas más elaboradas.

P. Cuando hablamos de sostenibilidad en ropa, no se entiende mucho qué procesos y materiales implica. ¿Puede contarme cómo lo logran?

R. Cuando hacemos impresión en 3D es con material recuperado. La impresión y trabajo de aplicados con resina, es hecha con resina biodegradable. Cuando revisas tus materiales, nosotros podemos asegurar que una pieza de denim se produzca con la menor cantidad de agua posible y que la colección sea lo menos invasiva con el medio ambiente posible.

P. Cuando se habla de circularidad, en el contexto de alguien que está creando nuevas piezas... ¿Cómo encaja?

R. La aplicación y reutilización de todos los restos y retazos de tela, es una manera de hacerlo. En esta nueva colección también reciclamos patrones: usamos algunos de los patrones de una colección enfocada en hombres para piezas para mujeres, haciéndolo un proceso circular.

P. Existe una presión por regular más a quienes fabrican moda e incorporar medidas…

R. Es importante considerar brindar apoyo para que productores aprendan sobre prácticas sostenibles. En Perú, el legado cultural y admiración hacia las técnicas de nuestros textiles tiene un gran potencial que podría equiparar la atención que recibe nuestra gastronomía. Pero el apoyo no es el mismo. Las entidades públicas tendrían que estimular ese interés y crear programas para que esta generación de productores en Latinoamérica se familiarice con estas ideas e integre en sus prácticas.

P. ¿Cree que existe conciencia en esta industria sobre el alto nivel de contaminación que genera? Venimos de países que se vendieron competitivamente al mundo como las maquilas baratas de sus cadenas de producción…

R. Es colonialismo y se relaciona a la visión extractivista en todo sentido. Cuando presentaba en Perú, la gente no iba a buscar moda, buscaban algodón o alpaca. Ahora existen plataformas como Universo Mola y los Latin American Fashion Awards que premian marcas sostenibles. El British Fashion Council —la entidad a cargo de la semana de la moda de Londres— desarrolló un reporte sobre su progreso en el desarrollo de negocios circulares.

P. Esto implica revisar estándares como los requisitos sostenibles de Copenhague, adaptados por las semanas de la moda de Berlín y Londres. ¿Cómo ayudan estas iniciativas?

R. Es importante que sea un requisito. Para mí, implicó hacer mucho papeleo de diligencia debida. Estas guías te obligan a entender cómo son tus prácticas de producción, generar métricas y KPIs [inidcadores clave de rendimiento] respecto a sostenibilidad en todos los aspectos de tu empresa. Desde cómo haces para que quienes trabajan contigo se sientan incluidos, hasta los materiales. Es sobre cómo eres responsable no solo con el medio ambiente sino con el personal. Son prácticas que otros países están promoviendo y hay muchas marcas en América Latina que las tienen.

P. ¿Cómo compara Europa con América Latina en ese sentido?

R. La conversación en Europa es importante, y está muy marcada por las políticas y regulaciones que la sostienen. Las medidas que la UE o países como Francia están desarrollando en relación al fast-fashion me parecen muy replicables. Es emocionante ver cómo estos conceptos conectan no solo con una nueva generación de productores de moda, sino también, de consumidores.

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