Francisco Macías, un tirano fruto del colonialismo español
Francisco Macías Nguema, 57 años, jefe de Estado y de Gobierno de Guinea Ecuatorial desde su independencia, el 12 de octubre de 1968, es en gran parte un fruto de los errores cometidos en la descolonización española de nuestra antigua posesión africana. Nacido en 1922 en la aldea de Nsegayong (entonces Río Muni), se educó en una escuela católica y a partir de 1944 ocupó varios puestos en la Administración colonial. Posteriormente fue elegido concejal y entró a formar parte de la Asamblea General. Afiliado al IPGE (Idea Popular de Guinea), su actividad política le llevó -en 1964- a la vicepresidencia del Gobierno autónomo.En 1968 ganó las elecciones a la presidencia, frente a los candidatos «españoles» Bonifacio Ondo, apadrinado por Carrero Blanco, y Atanasio Ndongo, apoyado por Castiella. Una vez en la presidencia, Macías empieza a concentrar poderes y en 1969 aborta un golpe de Estado de Ndongo, que aprovecha para iniciar el asesinato de sus rivales políticos. El pánico se apodera de los españoles y comienza el éxodo de los técnicos y cuadros. El empobrecimiento y la paralización del país son desde entonces progresivos. En 1972, Macías se autodenomina presidente vitalicio y se convierte en un tirano, que se bautiza como «incansable y único milagro» y «padre de todos los niños revolucionarios ».
Un ex maestro español en Guinea, Ramón García Domínguez, describe así a Macías en un libro sobre la ex colonia española: « Desequilibrado, cambiante. Falta de formación intelectual. Notable sordera y dolencias de tipo gástrico, introvertido, suspicaz, receloso. Se ha hablado de trastornos mentales que le hacen cometer excentricidades.»
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