Construir y destruir

Construir y destruir, practicados como actividad lúdica, son acciones propias de la infancia. En esa conexión natural se fundamentan los juegos de construcción que se han ido sofisticando a lo largo de siglos, desde el primer invento de piezas de bloques de madera a los actuales videojuegos que permiten diseñar arquitecturas, pasando por los de piezas ensambladas.

Estos días, en el Círculo de Bellas Artes, la exposición Juguetes de construcción. Escuela de la arquitectura moderna ofrece una excelente panorámica sobre las cajas de juguetes de construcción y su relación con el surgimiento de la arquitectura del siglo XX. Maestros como Le Corbusier o Lloyd Wright han expresado la importancia de estos juguetes en su vocación. La muestra, que finaliza el próximo domingo, es parte de la colección privada del escultor Juan Bordes.

En La Casa Encendida, el taller Arquitectura para perros (sábado) tiene como objetivo construir un elemento habitable y personalizado para las mascotas de los participantes. Se usan materiales reciclados y la idea está inspirada en el proyecto homónimo internacional en el que han participado arquitectos y diseñadores de distintos países. El taller tiene una duración de 90 minutos y los niños deben asistir con un adulto. También en La Casa Encendida, el taller Planetacraft utiliza el videojuego Minecraft para que cada participante (de 8 a 13 años) recree el ambiente que más le haya atraído de su libro favorito.

En las acrobacias, las piezas a ensamblar están vivas y son humanas, aunque a veces no lo parezcan. La compañía belga Acrobarouf, tras participar en la última producción del Cirque du Soleil, presenta en el Teatro Circo Price su espectáculo Scratch! (del 13 al 15 de mayo), protagonizado por tres acróbatas que se adentran en el lenguaje del humor absurdo y el clown.