Más muertos, más prisa y menos prevención: la ecuación que pone en jaque a la construcción

Subir al andamio es, a veces, una apuesta contra el destino. En los primeros siete meses de 2025, 103 personas han muerto trabajando en la construcción, un 26% más que el año anterior.
¿Por qué? Porque la prisa por acabar antes, un trabajo ya de por sí peligroso, las jornadas a destajo y la falta de control en la prevención multiplican los riesgos. Las grandes constructoras presumen de protocolos, pero subcontratan casi todos los trabajos, y ahí es donde se concentran los mayores peligros y las menores garantías.
Un dato estremecedor. El sector, que emplea al 7% de los trabajadores, concentra el 14% de las infracciones detectadas por la Inspección de Trabajo y encabeza de nuevo la lista negra de la siniestralidad laboral.
La vulnerabilidad del sector:
- La construcción es el segundo ámbito con más trabajadores extranjeros —un 20% del total— y su presencia se concentra en los puestos menos cualificados.
- Muchos de ellos, además, trabajan en situación irregular y evitan denunciar abusos o la falta de protección por miedo a perder el empleo.
- La desigualdad también se refleja en el género: los hombres son el 88% del sector y el 95% de las víctimas mortales.
- Más de la mitad de los albañiles tienen más de 44 años, y el 55% de los trabajadores del sector supera los 45.
©Foto: Massimiliano Minocri