Querida lectora, querido lector:
Esta semana hemos publicado el Termómetro 5D de 40db., la encuesta sobre clima económico que toma el pulso a las preocupaciones de los españoles para Cinco Días y EL PAÍS. No es nada sorprendente que la preocupación por el acceso a la vivienda siga disparada. El sondeo muestra que casi la mitad de los españoles, un 48%, considera que ahora hay menos personas capaces de comprar una casa que seis meses antes, por solo un 10% que cree que hay más. Es curioso que los babyboomers, las personas con más de 60 años, son los más pesimistas, o así se define un 49%, mientras los jóvenes de la generación Z lo son en un porcentaje algo menor, un 42%.
La dificultad para encontrar dónde vivir se ha convertido en uno de los grandes males de nuestro tiempo, lo que explica buena parte del malestar social, la desafección al sistema y en cierto modo el auge de partidos ultras. Explica también que las buenas cifras macroeconómicas no calen en el ánimo ciudadano. La idea de que la economía va bien no es convincente si tantos no se pueden permitir una vida digna en un lugar digno. Chirría, en este contexto, que hayamos sabido que el Ministerio de Vivienda apenas ejecutó el 32% de su presupuesto el año pasado.
La misma encuesta de 40dB. revela que la confianza en la economía se mantiene estable respecto a la de primavera, y se sitúa en los 46,3 puntos. Las expectativas han mejorado ligeramente, en dos décimas, a pesar de la incertidumbre mundial y la amenaza de una guerra comercial desatada por Donald Trump. La UE ha reaccionado con prudencia al temible arancel del 30% y apuesta por seguir negociando con Washington hasta el 1 de agosto. Pero también prepara una respuesta, con represalias valoradas en 72.000 millones, centradas en productos como los automóviles, los aviones Boeing y el icónico bourbon.
Ya les comenté aquí la semana pasada que los mercados no se creen los aranceles masivos que anuncia el presidente de Estados Unidos, y apuestan por un acuerdo que cuanto menos los deje en niveles asumibles. De lo contrario no se explicaría la evolución de las Bolsas: Wall Street ha tocado esta semana máximos históricos y el Ibex aguanta en torno a los 14.000 puntos, no muy lejos de sus mejores niveles del año. Claro que algún día puede llegar el lobo.
Y en la economía europea reaparece un viejo conocido: la austeridad. La receta se impuso al sur de Europa en los primeros años diez, cuando la crisis del euro. Pero en la siguiente gran crisis, la de la pandemia, la UE no volvió a aplicar la dolorosa fórmula, sino que apostó por elevadas inversiones, las del plan de recuperación. ¿Vuelve a girar el péndulo hacia una política fiscal más rigurosa? Cuanto menos, como escribió Antonio Maqueda, ha llegado el fin de la abundancia. Hay preocupación por el volumen de la deuda, por el futuro de las pensiones y por el compromiso en la OTAN para gastar mucho más en defensa.
En este contexto, ha sido Francia la primera en advertir a sus ciudadanos de que vienen sacrificios. El primer ministro francés, François Bayrou, ha anunciado recortes presupuestarios por 44.000 millones de euros el próximo año, en un discurso dramático en el que comparó su país con la Grecia rescatada en 2010. El plan congela el presupuesto de todos los ministerios, excepto el de defensa, así como las pensiones, e incluye otras medidas impopulares, desde el aumento de copagos en la sanidad a la supresión de dos días festivos. Vemos al vecino cortarse las barbas mientras en España el discurso oficial es que el aumento del gasto militar no va a afectar al gasto social. El viejo dilema: cañones o mantequilla.
Les dejo aquí algunas otras de nuestras mejores historias de la semana.
Estoy muy interesado en leer sus comentarios. Buen fin de semana.
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