Hablamos de bodas con personas a las que les gustan las bodas
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Reflexiones, ideas y anécdotas de dos futuras novias
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Regalos y tiempo para regalar
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SARA cAMPOS ROMÁN
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¡Hola! ¿Cómo estás?
Esta es la primera carta que escribimos este año, el año de nuestras bodas 🫢 ¡Feliz 2025! Y lo hacemos en un día repleto de ilusión: Reyes. ¡Feliz roscón también! ¡Qué rico! Pero a lo que vamos, hoy quiero hablar de los regalos que los novios les hacen a los invitados. Qué mejor día, ¿no?
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Los reels con los que nos hemos felicitado el año las novias de 2025. / INSTAGRAM
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Me consta que todos los detalles de una boda se hacen con especial cariño, pero quiero centrarme en los regalos que tienen una carga emocional extra, que tienen más que ver con el tiempo que le dedican los novios a sus invitados que con el dinero que cuestan o la originalidad del regalo.
Justo tenía esta idea en la cabeza cuando me topé con este tuit de la escritora Teresa Zurdo contando cómo varios meses antes de su boda ella y su pareja, Pablo, recorrieron las librerías de segunda mano de Madrid buscando libros para regalar a sus invitados. Y tenía que saber más, así que le pregunté y ella respondió :)
La idea partió del amor por la literatura, aunque no sabían si sería “factible económicamente y si encontraríamos buenos libros (en más o menos buen estado) para tantos invitados”, confiesa Teresa. Sin embargo, la suerte les sonrió. “Nos pasamos una tarde a probar por la librería Re-read de O'Donnell y nos gustó lo que encontramos: libros baratos casi nuevos como Señora de rojo sobre fondo gris, Seda, La historia interminable, etc.”.
Así fue como las mesas del banquete de su boda se llenaron de libros. “Nos llevamos desde Gerónimo Stilton hasta Archipiélago Gulag, pasando por la edición clásica de [la editorial] Minotauro de El Señor de los Anillos”. Porque hubo literatura para todos, también para niños y adolescentes. Incluso pusieron una mesa de intercambio con más libros, por si alguno de los que regalaban ya se había leído. “Pensábamos que algún libro se quedaría sin coger u olvidado en las mesas. Sin embargo, no quedó ninguno”.
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Algunos de los libros seleccionados para los invitados (drch.) y un libro colocado en la mesa de la boda (izda.). / TERESA ZURDO
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Pensando qué quiero regalar a nuestros invitados tengo muchas dudas, pero algunas cosas claras. La principal es que no quiero contribuir a generar más residuos. Lo que quiere decir que no voy a hacer bolsas de tela, por ejemplo, porque pienso como Rodrigo Cuevas, que ya hay demasiadas y que el coste medioambiental de su producción es altísimo.
Otra de las cosas que no quiero es que los regalos se queden olvidados en un cajón. Aunque después de leer lo que nos ha escrito nuestra lectora Iria, me parece hasta romántico que se queden ahí, sin abrir, esperando a que alguien los encuentre. Como cuando yo era pequeña y mi tío Titi me llevaba a “buscar cositas” por los armarios de la casa del pueblo.
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El recuerdo de Iria: los regalos sin abrir de su abuela
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De niña me encantaba que llegase el verano para ir a casa de mi abuelos. Sobre todo porque todos los años me esperaba una gran aventura. Y una que recuerdo bastante bien fue aquel día que decidí abrir los cajones y los armarios de mi abuela (algo muy típico que suelen hacer los niños) y descubrí que tenía un par de regalos sin abrir. Le pregunté a mi abuela qué eran esos regalos. Al parecer eran obsequios que había recibido en distintas bodas (eran de hacía un montón de años. Ni siquiera yo había nacido). Y lo más curioso era que ni ella se acordaba de que tenía esos regalos. En ese momento me sentí como una aventurera que había descubierto un gran tesoro.
Mi abuela y yo abrimos los regalos. Muchos eran flores aromáticas, pañuelitos bordados, velas y uno que me gustó mucho, un espejito con forma de flor y decorado con cristalitos. A día de hoy, sigo conservando ese espejo y lo tengo puesto en mi habitación.
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P.D.: ¿Os acordáis de que hace algunas cartas os pregunté qué día no os casaríais ni de broma? Pues la respuesta unánime ha sido Año Nuevo (¿Alguien en la sala ha tenido la ‘valentía’ de casarse ese día o ha asistido de invitado? Ya sabéis, os leemos en deboda@elpais.es). El día con menos votos ha sido el 13, gracias por reafirmar nuestra decisión que, para quien se haya perdido newsletters pasadas, me caso en viernes 13.
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Esta semana he descubierto...
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El porqué hay dos tartas en las bodas: la que cortas y la que te comes. Resulta que no es una moda (que es lo que yo pensaba), es una cuestión sanitaria. La mayoría de restaurantes, fincas y caterings no sirven la tarta que se corta para cumplir con las normas sanitarias y evitar posibles intoxicaciones. Por eso, además, te propondrán un postre dentro del menú.
La verdad es que ahora entiendo mejor por qué muchas parejas hacen solo un pequeño pastel para coronar la tarta y el resto son pisos falsos de poliespán forrados con fondant (me refiero a esto) o incluso con goma eva.
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Nerviosímetro
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Nuestro contador particular.
Empiezan a volar mariposas en el estómago… A mediados de este mes nos reunimos con los proveedores de la finca en la que nos casamos y todo empieza a parecer más real. Ayudar a los invitados a escoger el hotel en el que alojarse, hacer el formulario para tener controladas las intolerancias alimentarias y quién necesita autobús... Así que, en marcha la cuenta atrás: quedan 162 días.
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De novias
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Instantáneas y curiosidades de novias
El 10 de febrero de 1840, Victoria se casó con su primo Alberto, con un vestido de satén color crema, adornado con encajes hechos a mano, con una corona de flores de Azahar y zapato plano. Sin duda, Victoria podríamos ser cualquier novia de este siglo. Y, aunque ella no fue la primera en casarse de blanco, sí fue quien popularizó la tendencia que se convirtió en tradición. Para entender lo moderno de esta decisión, hay que tener en cuenta que en la época lo habitual era casarse con un vestido colorido para poder reutilizarlo. El mensaje que la novia enviaba con su decisión nada tenía que ver con la pureza o la virginidad, sino con la riqueza: vestir de blanco era sinónimo de tener el dinero suficiente para limpiar el vestido. Algo que ella hizo en numerosas ocasiones, reutilizando el vestido para diversos eventos. Por si fuera poco, la reina Victoria es la artífice de otra de las normas nupciales más repetidas: la prohibición del color blanco para el resto de invitadas. Puedes leer más sobre las tendencias que marcó la reina Victoria en este artículo de Clara Ferrero.
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En el centro, un grabado de la reina Victoria y el Príncipe Alberto el día de su boda. / HULTON ROYALS COLLECTION
A ambos lados, el vestido original expuesto en una exposición en el Palacio de Kensington, Londres. / GETTY IMAGES
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Sí quiero / no quiero
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Las confesiones de alguien casado sobre qué repetiría y qué no
Javier Marmisa es compañero de la sección de redes sociales de EL PAÍS, se casó hace un par de años, y tiene clarísimo lo que repetiría de su boda:
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“Volvería una y mil veces a contratar una charanga. Nos volvimos locos buscando una banda y ninguna nos convencía, pero mi esposa Nerea es de un pueblo pequeñito de Salamanca, Mieza, y en unas fiestas nos encandilaron los chavales que contrataron para animar a las peñas. Nunca habían hecho una boda antes y accedieron encantados”. La primera canción que interpretó la charanda fue Mentirosa, de Ráfaga: “Sólo de recordar cómo se vino la gente arriba se me saltan las lágrimas de emoción”.
Lo que no volvería a repetir…
Y lo que no recomienda hacer…
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“No recomiendo casarse en una finca con piscina. Por presión social acabé en el agua. Tuve a bien quitarme el traje antes, pero lo que se me olvidó (por la falta de costumbre, supongo) fue el anillo y tuve un buen susto… Aunque el anillo apareció al final”.
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Si te apetece contarnos tu experiencia, contestar a alguna de nuestras preguntas o sugerirnos un tema, puedes escribirnos a deboda@elpais.es. Y si te han reenviado este correo y quieres recibir cada semana el boletín en tu correo puedes apuntarte aquí.
¡Feliz semana! Nos leemos pronto.
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SARA CAMPOS ROMÁN
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Es redactora de Estrategia Digital de EL PAÍS y coescribe la newsletter semanal De Boda. Anteriormente, ejerció como directora del producto digital de laSexta (Atresmedia) y ha formado parte de las redacciones del diario ABC, El Mundo y el Diario de León. Es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos y licenciada en Arte Dramático por la Escuela Superior de Arte Dramático del Principado de Asturias.
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