Hablamos de bodas con personas a las que les gustan las bodas
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Reflexiones, ideas y anécdotas de dos futuras novias
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Cómo elegir bien al fotógrafo/a y otros trucos
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Sara campos román
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Claire y Christophe pasean en la Provenza. En analógico. / FERRER & MAYOR
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El reportaje fotográfico es uno de los imprescindibles en cualquier boda. Para mí es esencial. Aunque no fui totalmente consciente hasta que mi pareja organizó una fiesta sorpresa por mi 30 cumpleaños y al día siguiente no teníamos ni una foto, solo un vídeo con mi cara de sorpresa al llegar al lugar… Así que estaba más que claro que la fotografía no podía faltar en nuestra boda, es más, teníamos dos cosas claras:
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Dos fotógrafos/as profesionales. Esto me parece fundamental, que sean dos personas, porque te aseguras que todo lo que pasa esté en el reportaje. Y, profesionales, porque en una boda todo es impredecible y necesitas a personas preparadas para improvisar y adaptarse en todo momento. Si ya os habéis casado lo sabréis, pero si todavía no: pasan muchas cosas y todas muy rápido.
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Una boda al día. Hay fotógrafos que ya son marcas tan grandes que hacen más de una boda el mismo día y para eso tienen que contratar a otras personas. Nosotros preferimos evitar esta opción porque queremos conocer a las personas que van a estar con nosotros el día de la boda, queremos que sea como tener cerca a un amigo más.
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Una novia baja las escaleras entre un pasillo de paraguas. / BOQUERÓN Á FEIRA
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Ahora me gustaría hablarte como futura novia, pero también como fotógrafa, porque he trabajado, junto a mi pareja, haciendo reportajes de boda. Ahí aprendí muchísimo de lo que quería y lo que no y me gustaría compartirlo contigo, por si te da pistas. Voy a hacerlo acompañada por lo que he aprendido de otros profesionales con décadas de experiencia en la materia y en otros ámbitos fotográficos como la moda o el fotoperiodismo. Son dos parejas: Nuria y Javi, Boquerón á Feira, y Hugo y Vega, Ferrer & Mayor.
Quiero comenzar con una reflexión que hace Nuria y Javi sobre la fotografía de bodas, porque todavía hay muchas personas que la consideran “algo un poco casposo o poco natural. Pero actualmente se encuentran profesionales provenientes de muchos ámbitos que tienen una visión muy creativa y con muchísima sensibilidad”. Dejando esto claro, empezamos:
✅ Sí a los retratos de familia. No tienen por qué ser los antiguos retratos estáticos, hay otras formas de hacerlo. Mi recomendación es que no dejes pasar la oportunidad. Aunque hay un pero: el tiempo que les dedicas.
Nuria y Javi cuentan que muchas parejas se suelen arrepentir “de haber estado mucho tiempo haciéndose fotos de grupo”. Por eso es importante hablar de ello antes con tus fotógrafos, para que te aconsejen, como hace Boquerón á feira, cuál es la mejor forma de hacerlo “para poder tener un buen recuerdo con la familia, pero que al mismo tiempo no sea algo eterno que te robe parte de la boda”.
En la otra cara de la moneda está quien después se arrepiente “de no hacerse una foto con sus abuelitas y abuelitos. Una foto, sin intencionalidad artística, simple y sencilla, que sirva de testimonio”, cuentan Hugo y Vega.
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“En la boda de Marta y Arnau, en el Pirineo Oscense, decía el padre de Arnau cómo habitábamos en los cuerpos que nuestros ancestros nos prestan. Yo, cada día soy más mi abuelo. ¿Qué tal un bonito homenaje en forma de fotografía con nuestros abuelos? Ellos se emocionan y nosotros, nos emocionaremos”.
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Gosia y Paulen con familia y amigos en Francia. / FERRER & MAYOR
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✅ Sí a retratos de pareja: rápidos y cerca. No hace falta que sea mucho tiempo ni que te vayas a un lugar lejano. Vale con unos minutos (de ahí la importancia de profesionales entrenados), que además dan tregua para estar un momento a solas con tu pareja entre tanto ajetreo (créeme, lo vais a necesitar).
Y ahora, lo polémico, ¿posados? Nadie quiere posar, claro que no. “Es uno de los miedos que más se repite cuando hacemos las reuniones con las parejas”, confiesan Nuria y Javi, que creen que “hay una falsa idea de que para tener fotos de pareja el día de la boda tienes que posar, pero por suerte hay trucos para poder dejar a la pareja ser ellos mismos y que al mismo tiempo se refleje la naturalidad y la complicidad”.
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Dani y Pablo en su boda en Huesca. / FERRER & MAYOR
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✅ Sí a tener feeling con los fotógrafos. Porque “van a pasarse todo el día a tu lado, si te sientes cómodo/a, te olvidas de la cámara y se puede conseguir un resultado natural”, aseguran Nuria y Javi. Tanto es así que se convierten en un invitado más de la boda, incluso en ocasiones, en amigos. Hugo y Vega recuerdan estas anécdotas tan bonitas con algunas de sus parejas:
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“Que Birte (una novia) venga a invitarnos a su licor alemán mientras cenamos, se siente y brinde con nosotros es reflejo de una conexión que amamos. Gosia (una novia del sur de Francia), vestida de novia, precioso blanco impoluto, nos ofrece agua durante el cóctel en el jardín del castillo, al no tener nosotros, deja a todos y todo en su boda y corre a la cocina y nos llena una jarra. Vanessa y Chadwick (una pareja en Texas) nos dan su casa y su cama los días que pasamos allí, acudimos a su cafetería favorita en las mañanas”.
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El momento en el que la novia y dos amigos brindan con Hugo y Vega. / FERRER & MAYOR
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❌ No a las fotos mientras se come. Tener a los fotógrafos entre las mesas mientras se está comiendo es molesto para los invitados, pero además las imágenes que salen de ahí no valen para mucho… porque a nadie le gusta una foto con los carrillos llenos o abriendo la boca para comer… Mira, ahí sí defiendo que se saquen los móviles para hacerse un selfie o foto de grupo. Pero bajo ningún concepto hacer fotos grupales en las mesas, mucho menos levantando a la gente de los platos…
✅ Sí a contarles todo a los fotógrafos. Desde quién es imprescindible en la boda (para que ellos estén especialmente pendientes de esas personas) hasta las sorpresas que les dará algún invitado. En este caso, el truco es darle el contacto de los fotógrafos/as a alguien de vuestro entorno para que pueda avisar (ayuda muchísimo tener esa información de antemano: un toro mecánico tras el baile, la actuación de una prima violinista…). También es importante preguntar a los fotógrafos/as cómo trabajan, aunque haya conceptos que no entendamos, es probable que ahí surjan cuestiones que queramos matizar o hacer de otra forma.
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Que los fotógrafos sepan, por ejemplo, que la iluminación del banquete va a ser con velas. / BOQUERÓN Á FEIRA
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✅ Sí al reportaje en los preparativos. Surgen imágenes preciosas con los familiares o amigos que nos acompañan en este momento. Sé que puede parecer invasivo, y en realidad lo es, por eso es esencial tener la conexión de la que hemos hablado antes. Y no hablo de posados, hablo del fotógrafo/a como reportero, que va captando los gestos e instantes que van sucediéndose.
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Vanessa y Chadwick en su habitación mientras escriben sus votos. En analógico. / FERRER & MAYOR
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❌ No a los móviles (ni a poner un QR para crear una carpeta de fotos compartida. Ese anuncio que tanto me invade en cualquier reel de Instagram… Qué pesadilla, por favor). Para eso están los fotógrafos de la boda, para capturar todo lo que pase. ¿Para qué necesitas ya mismo cien fotografías movidas y mal encuadradas?, ¿para compartir en redes sociales? Nosotros no queremos que las fotografías estén repletas de móviles…
Para evitar que se metan en medio de momentos como la entrada o salida de las parejas en la ceremonia, lo mejor sería avisar previamente a los invitados de que no saquen el móvil, que estén tranquilos, que habrá fotos. “La gente muchas veces se olvida de que ya hay alguien que está haciendo ese trabajo y al que la pareja ha contratado, por lo que es fácil que surjan espontáneos queriendo grabar ese momento y se metan delante de la cámara”, aseguran Nuria y Javi. Su consejo es que las parejas avisen previamente a los invitados de que dejen “el móvil en el bolsillo y disfruten el momento” porque “sin darse cuenta, están estropeando el recuerdo que tendrá esa persona, tanto si tapan la visión al fotógrafo/a como si salen de fondo 50 manos con el móvil en alto”.
“Cuando apartas el móvil de tu mano, y lo aparcas en cualquier lugar, empiezas a percibir y a sentir con más intensidad. El abrazo de tu mejor amiga, la novia. La música que suena en la ceremonia, el sermón del cura moderno, o el silencio de un beso furtivo”, nos recuerdan Hugo y Vega.
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Ritual persa en el que los invitados sostienen un paño sobre las cabezas de la pareja, mientras las damas de honor muelen azúcar sobre la tela, simbolizando dulces bendiciones, que llueven sobre la pareja. / BOQUERÓN Á FEIRA
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❌ No a fiarse solo de lo que ves en redes, porque no es toda la realidad. “Para elegir fotógrafo/a es importante poder ver una boda completa de esa persona y no dejarse llevar sólo por las fotos de RRSS. Tener fotos buenas sueltas no es lo mismo que saber contar una boda de principio a fin o saber hacer una buena edición de todo el material de una boda”, explican Nuria y Javi. Si veis una boda entera veréis todas las fotografías, si están mal encuadradas, por ejemplo, si hay demasiadas imágenes de detalles y pocas de personas o del revés… Es decir, podréis haceros una idea más cercana de lo que será el reportaje de vuestra boda.
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Itziar gira mientras la tela de su vestido, diseñado por Castellar Granados, se retuerce sobre su cuerpo en el claustro de la iglesia, durante la sesión de pareja. / BOQUERÓN Á FEIRA
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✅ Sí a pagar por un buen trabajo y firmar un contrato. Hay cosas en las que no pensamos cuando vemos el presupuesto que nos envía el fotógrafo/a y muchas veces escucho lo ‘caro’ que es su servicio y no estoy de acuerdo. No son solo las 12 o 14 horas de trabajo el día de la boda con equipos pesados y caros, “estás pagando la profesionalidad que han adquirido esas personas a lo largo de sus vidas con sus estudios y diversas formaciones, el buen equipo fotográfico que facilita también un mejor resultado, todas las horas posteriores de postproducción (edición y retoque), los programas de edición para trabajar y galerías online en las que se entrega la boda. También se paga la seguridad de tener el trabajo por duplicado en discos externos y en la nube”, listan Nuria y Javi. Además, por supuesto, del IVA, IRPF y el pago de autónomos.
Sobre el contrato, es importante firmarlo, porque es un salvoconducto para ambas partes. En él se detalla la reserva de la fecha y qué se hace en caso de cancelación (por ejemplo, problemas médicos o familiares), la protección de datos o los plazos de entrega del material, entre otras cláusulas. A mí me da mucha tranquilidad, ¿no crees?
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Esta semana he descubierto...
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La ‘súper idea’ de que los novios vayan por las mesas haciéndose fotos con todos en lo que dura una canción… Y, como se puede ver en este ejemplo, toda la comida está enfriándose en los platos… Ni hablar. No me gustan en general las modas que viraliza Instagram o TikTok, pero esta la odio fuerte.
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Sí quiero / no quiero
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Las confesiones de alguien casado sobre qué repetiría y qué no
Como no podía ser de otra manera, hoy son ellos, Nuria y Javi quienes comparten su experiencia. Quizás os ayude a decantaros por hacer la boda que queréis y no la que esperan que hagáis. Ellos lo hicieron así y volverían a hacerlo todo igual:
“Con respecto a nuestra boda repetiríamos absolutamente todo lo que hicimos ese día. Volveríamos a casarnos el día en el que se cumplían 15 años de habernos conocido. Volveríamos a no decirle a nadie, salvo a nuestras testigos, que nos íbamos a casar (eso le quitó mucha presión al hecho de casarse). Compraríamos de nuevo el vestido de segunda mano y el look del novio en una tienda que no era de trajes. También volveríamos a confiar ciegamente en Monika Frías y en Chabeli de Sauvage para el vídeo/fotos y las flores, respectivamente; cuando alguien hace algo que te gusta tienes que dejarles absoluta libertad. Nos enfocamos en nosotros y en lo que realmente nos importaba, celebrar ese día la vida que habíamos compartido todos esos años juntos. Nos encantó cruzar la península en coche para casarnos, ya que nosotros vivimos en A Coruña y nos casamos en Barcelona (la ciudad en la que nos conocimos), eso hizo que el viaje de ida y de vuelta también formara parte de nuestra boda".
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Nuria y Javi el día de su boda en Barcelona. / MONIKA FRÍAS
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"Sin duda alguna la clave fue no esperar nada ni dejar que contratiempos arruinaran ese día (de hecho nos cambiaron el alojamiento en Airbnb cuando llegamos a Barcelona, la plaza en la que habíamos pensado leernos los votos estaba cerrada para los niños de un colegio, nos cancelaron la comida que habíamos encargado en el último momento), así que disfrutamos del día y fuimos solucionando a medida que sucedían las cosas (acabamos comiendo sushi, que en realidad era nuestra comida favorita).
En definitiva, que volveríamos a repetir el hecho de casarnos como realmente queríamos sin importarnos lo que la sociedad espera de alguien cuando se casa ni dejarnos llevar por el qué dirán. Para nosotros era importante ser nosotros mismos y hacer lo que nos pedía el corazón. De hecho esto es también lo que esperamos de las parejas a las que les hacemos la boda”.
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De novias
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Instantáneas y curiosidades de novias
Wallis Simpson se casó con el que podía haber sido Eduardo VIII del Reino Unido el 3 de junio de 1937 en el castillo francés de Candé. La boda se celebró meses después de que el duque de Windsor abdicara por amor al trono de Inglaterra, ya que las normas de la iglesia no le permitían casarse con una mujer divorciada y que ella se convirtiera en reina.
Diseñado por Mainbocher en seda azul y a juego con los ojos de la novia (dando lugar al color azul Wallis), el traje es un icono de elegancia. Está formado por una falda larga hasta los tobillos y una chaqueta estilo corsé de manga larga, con costura y cuello en forma de corazón, que Simpson remata con un broche de zafiros y diamantes. Acompaña al estilismo un sombrero a modo de diadema y guantes.
Simpson también ha pasado a la historia como la primera Woman of the Year de la revista TIME en 1937.
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El duque y la duquesa de Windsor posan para un retrato después de su boda. / Cecil Beaton | Underwood Archives | Getty Images
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SARA CAMPOS ROMÁN
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Es redactora de Estrategia Digital de EL PAÍS y coescribe la newsletter semanal De Boda. Anteriormente, ejerció como directora del producto digital de laSexta (Atresmedia) y ha formado parte de las redacciones del diario ABC, El Mundo y el Diario de León. Es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos y licenciada en Arte Dramático por la Escuela Superior de Arte Dramático del Principado de Asturias.
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