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“Las notas van a bajar”: empiezan los exámenes de la Selectividad más difícil de los últimos años

La PAU, en la que se han matriculado más de 300.000 alumnos, comienzan en toda España salvo en Cataluña y Canarias

Examen de Selectividad este martes en la Universidad País Vasco, en San Sebastián.Foto: Javier Hernández

Un chico en camiseta y pantalón corto se encamina un poco agarrotado al aula 101 del aulario sur del campus de Tarongers de la Universidad de Valencia, donde unos 60 estudiantes aguardan ya para empezar el primer examen de Selectividad. “No, no estoy nervioso. Pero tengo que entrar ahora”, corta. En la primera fila de una clase cercana, una adolescente se besa una pulsera, se muerde las uñas mientras escucha las instrucciones del ejercicio de Lengua castellana y literatura, la prueba con la que se estrena en 15 comunidades autónomas la nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), que llega con el aura de que va a ser la Selectividad más difícil de los últimos años.

En el pasillo, tres profesores de instituto que han acompañado a los chavales confirman dicha impresión. ¿Es más complejo el examen de este año? “Hay menos optatividad”, responde una docente. “En el examen de Historia de España han doblado el temario”, añade otra. “Las notas van a bajar, porque pueden elegir menos”, incide el tercero. “Antes o después tenían que hacerlo, porque se había llegado a un punto que tampoco tenía sentido; yo, por ejemplo, ahora no podría estudiar Física”, resume el profesor, en referencia a la escala de notas de los últimos años.

Alumnas, este martes, en la Universidad de Murcia.

A la salida del primer examen pueden verse ánimos dispares. Luis ha acabado pronto el examen de Lengua y está satisfecho. “Ha sido más fácil de lo que pensaba. Creíamos que iba a salir Lorca, y ha salido”, comenta. Un poco más adelante, en la escalera de salida del edificio naranja de ladrillo visto, otro estudiante, en cambio, se lamenta a gritos con tres amigos: “¡Pero cómo sale Lorca, bro!”.

La Selectividad ha arrancado en toda España, salvo en Canarias, donde lo hará el miércoles, y Cataluña (el 11 de junio). Se espera que 300.000 estudiantes realicen la PAU, que durará entre tres y cuatro días, con hasta cuatro ejercicios en las dos primeras jornadas de 90 minutos cada uno.

Repaso de última hora

Desde las 7.30, en el campus de la Universidad Complutense de Madrid, decenas de grupitos pasan las páginas de sus apuntes. Otros prefieren refugiarse solos, en un banco o bajo un árbol, con los cascos puestos hasta que sea la hora de la evaluación. No pocos tienen cara de susto. Jaime Junco Díaz estudia con un amigo bajo unos castaños. “No estuve nervioso los días anteriores, pero hoy sí”, admite. Junco Díaz quiere entrar a la carrera de Fisioterapia, este martes tiene exámenes de Lengua castellana y Filosofía. “Estos no me acojonan tanto, al final es estudiar el temario y ya. Igual en Química vaya con un poco más de miedo”, añade.

El cambio en el formato de examen de este año, que incorpora un 25% de preguntas de carácter competencial (más aplicadas), es para el alumno una buena medida. “Ahora se premia más el esfuerzo y llegas más preparado a la universidad”, argumenta. “Antes podías estudiar el 40% de los temarios y sacar buena nota”.

A primera hora, en la puerta de la facultad de Ciencias Químicas, la vicerrectora de Estudiantes de la Complutense, Rosa de la Fuente, explica que es comprensible que los estudiantes estén preocupados por el cambio de modelo, pero que al salir del examen no pensaran lo mismo. “No ha cambiado tanto realmente, simplemente hemos querido reducir la cantidad de preguntas que son de reproducción de contenido”, dice. A su lado, los estudiantes se amontonan para entrar en las aulas y comenzar el examen.

Una de las clases donde los alumnos se han examinado en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Santiago de Compostela.

Nueve de cada diez estudiantes logra aprobar la PAU. Pero para quienes quieren acceder a las carreras más solicitadas, las notas se han disparado en muchos casos por encima del 12 sobre 14, que es la máxima puntuación que se puede alcanzar si a la fase general se le suma la fase optativa.

Antes de que los alumnos lleguen a la Complutense, donde se espera que 12.588 jóvenes realicen la PAU, en la estación de metro de Moncloa, en Madrid, un sinfín de estudiantes avanzan entre gritos nerviosos y apuntes apretados en carpetas repletas de hojas. Dentro del vagón, una chica suspiraba mientras leía un gráfico hecho a mano sobre literatura moderna española. Su padre, de pie frente a ella, la tranquilizaba diciéndole que todo iba a salir a la perfección. Una barahúnda de gritos se escuchaba en el vagón: “Tío, no puede ser que ya sea hoy”; “no pienso hablar luego del examen de cómo ha ido; hecho, bocata y a seguir estudiando”; “anoche con María no acertábamos una, inventamos cualquier cantidad de nombres”, “¡cómo me ha costado dormir esta noche!”.

Cuatro horas de estudio diario

Alejandra Tubío, alumna del instituto público Néstor Almendros de Tomares, en Sevilla, confesaba sus nervios antes del examen en la capital andaluza. Pero a la salida estaba contenta. Este curso ha estudiado cuatro horas a diario entre semana y siete al día los fines de semana, para que la nota le alcance para estudiar Biología o Psicología. “Soy de matrícula de honor”, avisa. “El viejo modelo me parecía mejor porque tenía más opciones para elegir. En teoría era más fácil”, añade.

Un alumno antes de unos de los exámenes en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense de Madrid.

Los profesores Fernando García y Ana Barba aseguraban, a la salida del examen de Lengua en Sevilla, que este año los chavales han terminado, en general, sin agobios, a tiempo, a diferencia de años anteriores: “Lo normal era tener que arrancarles los exámenes de las manos, porque había una pregunta teórica sobre literatura y ahora son tres cuestiones cortitas”, explica Barba. El ejercicio, común para Andalucía, Ceuta, Melilla y los centros de Marruecos, incluía, entre otras preguntas, el editorial de EL PAÍS Tener trabajo y ser pobre publicado en octubre, y El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite, y El árbol de la ciencia de Pío Baroja, en literatura.

Alumnos revisan el primer examen de la jornada en la Universidad del País Vasco en San Sebastián (Gipuzkoa).

Cristina Alfonso y Desiré Zaragoza salen del campus de Tarongers en Valencia, al final de la primera jornada. En resumen, las preguntas competenciales del examen de Economía, en las que tenían que caracterizar una empresa a partir de una serie de datos, y hacer una recomendación a otra firma que estaba planteándose trasladar su sede, les han parecido interesantes y asequibles, y el ejercicio, en general, fácil. Los exámenes de Lengua castellana y de Historia de la Filosofía de la mañana, en cambio, les han parecido complicados; “podíamos elegir algunas preguntas, pero dentro de los mismos apartados”. Alfonso quiere estudiar Magisterio, y Zaragoza, Economía. Pero ninguna de las dos tiene claro si conseguirá plaza. “Dependerá”, coinciden “del examen de Matemáticas del jueves”.

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