La meta es el camino
Planificar, saber gestionar las emociones y ser constantes. Tres claves que deben figurar en el manual del buen inversor y en las que profundiza la nueva campaña de ING ‘Inversión libre de mitos’

La inversión financiera es tan diversa como diversas son las personas que invierten. José María García (Oviedo, 43 años), por ejemplo, comenzó su camino inversor hace dos décadas, cuando era universitario. “Mi madre me abrió un plan de pensiones, que seguí manteniendo cuando encontré trabajo”, cuenta. Arancha Hurtado (Madrid, 49 años) también empezó joven, “con los depósitos a plazo fijo del banco”, mientras que Lourdes Fernández (Valdepeñas, Ciudad Real, 65 años) invirtió una indemnización laboral en fondos a medio y largo plazo en la Bolsa estadounidense, lo que le ha permitido vivir de ello desde hace más de 20 años. A Álex Pedrosa (San Sebastián, 41 años), en cambio, el momento para empezar a invertir le llegó cuando heredó de un familiar unas acciones en bolsa. Estas son algunas de las experiencias que inversores particulares comparten en Inversión libre de mitos, la nueva campaña de ING en la que se habla con naturalidad de dinero.
Como explica Francisco Quintana, director del departamento de Estrategia de Inversión de ING, invertir no requiere de un gran conocimiento, pero tener unos conceptos básicos, “que no son difíciles de aprender”, ayuda a eliminar una gran parte del riesgo asociado a la inversión.
4 claves para invertir
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Planificar a largo plazo puede resultar aburrido, pero funciona
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El momento vital y la personalidad son cruciales
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La gestión emocional importa más que el conocimiento técnico
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Ser constante, la mejor estrategia para lograr objetivos
Planificar a largo plazo puede resultar aburrido, pero funciona
“Invertir es tener capacidad de ahorro y poder dedicar parte de esos ahorros a hacerlos crecer”, aclara Blanca Comín, directora de Patrimonio y Banca privada de la gestora de fondos Amundi Iberia. Dicho de otra forma, la inversión tiene que ver con el medio y largo plazo, “significa no dedicar una parte de nuestros ingresos de hoy en un placer inmediato, como ir al restaurante, comprarte un coche o un piso más caros o irte de viaje a cambio de tener más dinero en el futuro”, señala Quintana. “Es un concepto que puede resultar aburrido, pero que funciona”, añade.
La inversión requiere de un proceso estratégico que determina cómo y cuándo invertir nuestro dinero para alcanzar metas financieras. Para ello, hay que definir objetivos, el tipo de riesgo que estemos dispuestos a correr y las estrategias más adecuadas. “No hay ningún principio universal que nos indique cuándo es el mejor momento para comenzar el camino inversor”, argumenta el economista de ING. En todo caso, Quintana recurre a un popular dicho de este sector: “El mejor momento para empezar a invertir fue ayer y, si no, es hoy”.
El momento vital y la personalidad son cruciales
Blanca Comín señala: “Cuanto antes se empiece, antes se aprende y, lo más importante, antes empezamos a conocernos a nosotros mismos”. Dos de los factores que más influyen en la inversión son la etapa de la vida y los rasgos de personalidad. “No es lo mismo lo que quieres invertir o para qué objetivo inviertes cuando eres muy joven. A lo mejor estás pensando en comprar una casa en un futuro no muy lejano, o cuando tienes niños pequeños puede que quieras invertir para destinar ese dinero a sus estudios el día de mañana. También puedes estar pensando muy en el largo plazo, en tu jubilación, por ejemplo, y quieras tener un complemento cuando llegue el momento”, pone de ejemplo la experta de Amundi Iberia.
“La estrategia para una constancia inversora es la planificación a largo plazo, la diversificación y la adaptación”
Blanca Comín
Directora de Patrimonio y Banca privada de la gestora de fondos Amundi Iberia

“Si eres una persona que no puede dormir por las noches porque se preocupa demasiado, es mejor que tu manera de invertir no conlleve muchos riesgos”, matiza Quintana y advierte sobre los diferentes resultados que se puede obtener. “Mucha gente compara la inversión con la dieta: las instrucciones para perder peso son extremadamente sencillas, restringir de alguna manera tu alimentación y realizar actividad física. Pero luego el porcentaje de gente que tiene éxito es muy bajo porque requiere una disciplina, una sangre fría, una voluntad, una capacidad de autocontrol que no todos tenemos”, añade.
La gestión emocional importa más que el conocimiento técnico
A diferencia de lo que muchos puedan pensar, la inversión tiene que ver más con las emociones que con el aspecto técnico. “Es fundamental tener conocimiento sobre inversiones, pero esto es un 10% del éxito. El 90% restante se debe a una buena gestión emocional”, explica el experto de ING. Aquí entra en juego la disciplina, saber mantener la calma en determinados momentos, no dejarse llevar por el pánico de los mercados, y no obsesionarse con los resultados diarios.
“El conocimiento técnico es un 10% del éxito inversor. El 90% restante se debe a una buena gestión emocional”
Francisco Quintana
Director de Estrategia de Inversión de ING

Como explica Comín, la incertidumbre es totalmente intrínseca a la inversión “porque, si no hubiera incertidumbre, no hablaríamos de inversión, estaríamos hablando simplemente de ahorro”. Que no exista una certeza absoluta no quiere decir que no podamos minimizar los riesgos y, por tanto, las emociones asociadas. La directiva de Amundi Iberia señala que existen herramientas útiles para los inversores como la diversificación para contrarrestar la incertidumbre. “Poner nuestro dinero en diferentes productos, unos más a largo plazo y otros a corto, nos permite trabajar con distintos escenarios alternativos dependiendo de las circunstancias del mercado”, apunta Comín.
Ser constante, la mejor estrategia para lograr objetivos
La inversión no se entiende sin la estrategia. “Nuestra meta es el camino, debemos centrarnos en cómo estamos invirtiendo”, aclara Quintana. Para ello, es fundamental tener una constancia inversora pase lo que pase. “La rentabilidad en un periodo largo de 20 o 30 años depende mucho de unos pocos días muy buenos (de las cotizaciones en bolsa). El coste de no estar ahí esos pocos días buenos es muy alto. Es crucial no darle al botón de vender por un impulso para no perder la oportunidad”, destaca el experto de ING. “Ayuda mucho conocer los datos históricos de la Bolsa, saber que la mayoría de las grandes subidas se han producido después de grandes caídas”, añade.
Como resume Comín, “las estrategias que ayudan a mantener la constancia inversora son la planificación a largo plazo, la diversificación y ser capaz de adaptarnos en función de las circunstancias del mercado y de los objetivos que nos hemos marcado”.