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Las grandes empresas B Corp: actores clave para transformar la economía global

El estándar B Corp se consolida como motor de una economía más resiliente, competitiva y regenerativa, destacando el papel de las grandes empresas para promover cambios sistémicos

En un contexto económico marcado por la urgencia climática, los cambios regulatorios y una ciudadanía que exige mayores niveles de responsabilidad a las compañías, está emergiendo un cambio profundo en la manera de entender el éxito empresarial. Las organizaciones, que tradicionalmente se evaluaban únicamente por su rentabilidad inmediata, empiezan ahora a ser analizadas también por su capacidad para generar valor social, económico y ambiental, atender las expectativas de todos sus grupos de interés y adaptarse a un entorno global cada vez más incierto y exigente.

Esta presión sobre las empresas no es sólo ética o reputacional: integrar el impacto en el negocio se ha convertido en una cuestión estratégica y de supervivencia. Según el Edelman Trust Barometer 2025, el 68% de los españoles cree que los CEOs deben abordar los problemas sociales que afectan a los grupos de interés de sus compañías. A su vez, en Europa, el 75% de la ciudadanía considera “importante” que la Unión Europea haga cumplir su legislación medioambiental (Amnistía Internacional y Global Witness, 2025).

El panorama global deja claro por qué esta demanda social ya no puede pasarse por alto: según el Global Risks Report 2025, los grandes desafíos que enfrentarán las empresas en los próximos diez años estarán vinculados al cambio climático. Ya no se trata de futuribles, sino de factores que condicionan la operativa presente de las compañías. En este contexto, las empresas con propósito no solo mantienen sus niveles de competitividad y adaptabilidad, sino que los refuerzan. Según el último estudio de resiliencia de B Lab Spain, las empresas B Corp son un 51% más propensas a crecer en tiempos de crisis que las empresas convencionales. Una ventaja nada menor en un entorno económico que ya se ha instalado en la volatilidad.

B Corp: una herramienta rigurosa para la resiliencia empresarial

En esta transición hacia una economía más competitiva, equitativa y resiliente, que opere dentro de los límites del planeta, el movimiento B Corp se ha consolidado como referente global en la integración del impacto en el centro del negocio. Hoy, más de 400.000 compañías en todo el mundo utilizan las herramientas de B Corp para medir su desempeño y más de 10.000 han logrado certificarse, demostrando que nociones como “crecimiento”, “competitividad” e “impacto positivo” no solo pueden coexistir, sino que se refuerzan mutuamente. España no es una excepción: en apenas una década, cerca de 300 compañías se han sumado al movimiento y más de 11.400 utilizan su metodología para mejorar su desempeño social y ambiental.

El papel clave de las grandes empresas

A medida que este nuevo paradigma empresarial se consolida, las grandes corporaciones emergen como actores decisivos para acelerar la transformación económica. Su tamaño y escala les permiten movilizar recursos, talento y conocimiento a niveles que pocos pueden igualar. Y su capacidad para influir en políticas públicas, elevar estándares sectoriales y reconfigurar cadenas de valor las sitúa en una posición única para impulsar cambios verdaderamente sistémicos.

A día de hoy, más de 30 compañías a nivel global con ingresos anuales superiores a los 1.000 millones de euros son B Corp. Juntas, generan una facturación agregada de 130.000 millones y emplean a más de 350.000 personas. Sus ejemplos evidencian que las grandes compañías no solo están en condiciones de liderar la transición hacia una economía más resiliente y regenerativa, sino que ya están estableciendo un precedente inspirador para transformar el tejido empresarial global.

Durante el B Good Day 2025, el encuentro anual del movimiento B Corp celebrado el 4 de noviembre en Madrid, se dieron a conocer en primicia dos casos de éxito de grandes compañías españolas que ilustran con claridad este potencial transformador: Hijos de Rivera, en el sector cervecero, y Ferrer, en el farmacéutico. Ambas empresas demuestran que integrar el propósito en la estrategia empresarial también es posible en organizaciones de gran escala, siendo además compatible con la rentabilidad. Sectores distintos, realidades diversas, pero una misma convicción: el impacto positivo no es una concesión, es una estrategia para perdurar y poder competir en el mercado a largo plazo.

Ambas compañías han convertido los estándares del movimiento B Corp en una hoja de ruta estratégica para integrar el impacto social, ambiental y de buen gobierno corporativo en el núcleo mismo del negocio. De este modo, no solo transforman su cultura corporativa y su modelo de toma de decisiones, sino que también actúan como motores de cambio sistémico, influyendo en sus cadenas de valor, en su sector y en el entorno empresarial más amplio.

Hijos de Rivera: multiplicar el impacto a través de las alianzas

En el caso de Hijos de Rivera, los estándares B Corp, adoptados por la cervecera en 2023, se han convertido en la guía para consolidar y amplificar su impacto positivo a través de la acción colectiva. Esta compañía familiar centenaria ha creado un ecosistema colaborativo que integra empresas, entidades sociales, universidades, instituciones y comunidades locales, impulsando de manera conjunta proyectos que fortalecen el progreso socioeconómico, cultural y ambiental del entorno.

En el territorio gallego, la compañía representa aproximadamente un 1% del PIB regional, con una contribución de 228 millones de euros a la economía local y cerca de 9.000 empleos directos e indirectos generados en el territorio. Como parte de su compromiso con la cultura y sus orígenes, Hijos de Rivera ha contribuido a la recuperación de 21 verbenas tradicionales, ha apoyado a más de 100 productores artesanales e impulsado 90 conciertos en España y Portugal con talento emergente local.

En el ámbito social, su apuesta por el desarrollo profesional alcanza tanto a sus equipos —con 63.000 horas de formación en 2024 y el 100% de su plantilla capacitada en impacto positivo— como al talento joven. Desde 2017, Hijos de Rivera ha acogido a más de 250 estudiantes a través de su programa de FP Dual, desarrollado en colaboración con siete centros formativos, y ha colaborado con más de 20 universidades en proyectos de agricultura regenerativa y de revalorización del bagazo cervecero. La compañía también ha impulsado más de 3.800 horas anuales de voluntariado junto a diez entidades sociales y su alianza con Auara ha facilitado el acceso a agua potable a más de 100.000 personas.

En paralelo, la compañía también ha ampliado su contribución ambiental más allá de sus propias operaciones. Para lograrlo, Hijos de Rivera ha acompañado a cerca de 800 locales de hostelería en la implementación de más de 1.800 acciones para mejorar su impacto en el planeta, evitando la emisión de 316 toneladas de CO₂. Además, concentra el 84% de sus compras en la Península Ibérica y cuenta ya con 186 proveedores evaluados bajo criterios ESG. Y todo ello va de la mano de un sólido desempeño económico: 886 millones de euros de negocio consolidado, una contribución de 2.936 millones a la economía nacional y más de 48.000 empleos directos e indirectos generados.

“Las empresas familiares piensan a largo plazo y se preocupan por el legado que dejan a las futuras generaciones. Por eso, son actores naturales para liderar el impacto positivo desde el sector privado”, afirma Ignacio Rivera, Presidente Ejecutivo de la Corporación Hijos de Rivera. “Trabajamos desde la convicción de que sólo a través de la acción colectiva, sumando esfuerzos con empresas, instituciones, comunidades y personas, podemos transformar el modelo empresarial y contribuir a un futuro más justo, sostenible y humano”, señala a su vez Jorge Montero, director de Estrategia y Crecimiento Inorgánico de la compañía.

Ferrer: la lucha por la justicia social como motor empresarial

Algo similar ha sucedido con Ferrer, empresa farmacéutica internacional de propiedad familiar fundada en Barcelona en 1959. Esta compañía no concibe su negocio como un fin en sí mismo, sino como un medio para luchar por la justicia social. La certificación B Corp, obtenida en 2022, ha consolidado el modelo de negocio de la empresa, situando a las personas, el medio ambiente y la acción colectiva por encima del beneficio inmediato y demostrando que un negocio sólido puede ser una herramienta poderosa al servicio del bien común.

Los resultados de este enfoque también se reflejan en cifras concretas: Ferrer cuenta con una facturación anual de 700 millones de euros y reinvierte, en promedio, la mitad de sus beneficios en causas sociales y ambientales. En este camino de transformación empresarial, la compañía ha implementado más de 100 iniciativas transversales para integrar el impacto positivo en toda su actividad.

En materia social, el 100% de su plantilla incluye objetivos ESG en su evaluación anual. Además, el 48% de las personas empleadas son mujeres y el 70% participa de forma recurrente en acciones de voluntariado, sumando cerca de 8.000 horas de voluntariado corporativo. A esto se añaden más de 48.000 horas de formación anual. Al mismo tiempo, Ferrer ha logrado avances ambientales significativos, con un 84% de revalorización de residuos, 100% de energía renovable en sus operaciones y una reducción del 14% de su huella de carbono respecto a 2019.

“Priorizar la justicia social por encima del beneficio para los accionistas implica poner todos nuestros recursos, conocimiento e influencia al servicio de un objetivo más grande que nosotros mismos. Nuestro modelo demuestra que es posible generar valor económico mientras se contribuye activamente a un mundo más justo y sostenible”, explica Mario Rovirosa, CEO de la empresa.

Grandes compañías como Hijos de Rivera y Ferrer demuestran que el impacto, cuando se integra de manera transversal en la estrategia de negocio y se amplifica a través de alianzas multisectoriales, se convierte en un motor de competitividad, transformación a gran escala y resiliencia. Esta apuesta estratégica no solo fortalece la capacidad de adaptación de las empresas ante los desafíos sociales, regulatorios y ambientales del presente, sino que se convierte en una herramienta clave para prosperar y proteger los recursos finitos que sustentan nuestra economía global.

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